Hace unos días, mi amiga Ana María Gutiérrez, responsable del exquisito blog gastronómico Cocinando entre olivos, me hacía una propuesta imposible de rechazar. “¿Por qué no compartes una publicación con los tres o cinco libros imprescindibles de novela negra para este verano? Clásicos que no puedes vivir sin haberlos leído”.
Este tipo de propuestas son un caramelo envenenado. Porque empiezas a pensar y, sin comerlo ni beberlo, tienes 20 o 25 títulos en la cabeza. Pero voy a intentar ser frío y analítico y en esta primera entrega, me centraré en los Estados Unidos. Empezaría por el origen de todo. Por el relato fundacional del género negro clásico norteamericano: ‘Los asesinos’, de Ernest Hemingway. ‘The killers’. El cuentito es un prodigio de contención y condensación que abre innumerables puertas al género. ¡Y qué diálogos!
Mi clásico favorito, el primero que me convenció de que el noir es literatura pura inyectada en vena, fue ‘Cosecha roja’, de Dashiell Hammett. Su descripción de los turbios manejos en Poisonville, la ciudad-veneno corrompida hasta la médula y gobernada por dos bandas de gángsteres enfrentadas entre sí, sigue teniendo mucha vigencia, por desgracia. Y ojo a Dinah Brand, la femme fatale de la historia. ¡Portentosa!
Otro clásico que no puede faltar en cualquier biblioteca noir que se precie es ‘El talento de Mr. Ripley’, la obra maestra incontestable de Patricia Highsmith. Pueden encontrarla también con el título de ‘A pleno sol’, que así se tituló la adaptación cinematográfica protagonizada por Alain Delon. La serie de novelas protagonizadas por Ripley tiene varios títulos más, por lo que conocerle es garantizarse cientos de páginas de disfrute. Un disfrute turbio y amoral, que menudo es el bueno de Tom. Y la buena de Patricia.
Grandes películas clásicas del cine negro norteamericano están basadas en novelas que tienen menos fama, pero cuya lectura es de lo más gozosa e ilustrativa. Prueben con ‘Laura’, de Vera Caspary, y busquen información sobre la autora. Les van a sorprender muy gratamente tanto la novela como la biografía. Lo mismo ocurre con ‘En un lugar solitario’, magistral (y nihilista) película de Nicholas Ray basada en un novelón descomunal de Dorothy B. Hughes.
Otro de mis novelistas clásicos por excelencia: Chester Himes. Las novelas protagonizadas por ‘Ataúd’ Johnson y ‘Sepulturero’ Jones son portentosas: no hay mejores guías para adentrarse por un Harlem en el que, voluntariamente, jamás osaríamos poner un pie. La primera de la serie se titula ‘Por amor a Imabelle’, aunque también se puede encontrar con el título de ‘Una redada en Harlem’ ya que, nuevamente, fue llevada al cine.
Avanzando en el tiempo, no hay un clásico contemporáneo más perdurable que James Ellroy. De hecho, en el Club de Lectura y Cine de Granada Noir vamos a leer este verano ‘La dalia negra’, la primera entrega del que se ha dado en llamar Cuarteto de Los Ángeles. Una novela negra espídica que se lee a ritmo de free jazz y en la que bucearemos por los rincones más sórdidos de la capital del cine, el lado oscuro del sueño americano, convertido en pesadilla.
Y la gran Trilogía del Narco que no me cansaré jamás de recomendar: Don Winslow, empezando por la brutalísima —en todos los sentidos de la expresión— ‘El poder del perro’. Adrenalina pura. Porque, una vez conozcan a Art Keller y se pongan en sus manos, nada volverá a ser igual. Ni parecido.
Termino con un clásico contemporáneo, ‘Piel quemada’, de Laura Lippman. Está protagonizada por un personaje femenino contradictorio, diferente y original. Un personaje que rompe con todos los tópicos sobre la femme fatale.
Y ahora… ¡a leer!
Jesús Lens