Sin duda, para saber qué es y qué debe ser el buen periodismo, es mucho más interesante leerse «La soledad de Patricia», de Carles Quílez, publicada por RBA Serie Negra. La reseña la tenemos AQUÍ, en el Blog de Novelpol. Pero anticipamos un par de párrafos de la misma…
Las relaciones entre la prensa, la policía y las instancias judiciales, la obsesión por el trabajo, la soledad insondable de los mejores profesionales y los contubernios que siguen dándose entre las altas jerarquías de nuestra sociedad son los protagonistas de una historia adictiva que va subiendo de ritmo hasta llegar a un final espídico en el que, en el mejor estilo de Larson y nuestra añorada Lisbeth, no puedes dejar la lectura hasta saber cómo termina la historia.
Y todo ello, claro, basado en hechos reales. Porque sigue habiendo espías, asesinos a sueldo, sicarios, sujetos corruptos y necios contumaces pululando por nuestro entorno moderno, europeo y sofisticado. Y la prensa tiene un papel determinante en destapar esas corruptelas inherentes al sistema, que dijera Esperanza Aguirre. Lo mejor de «La soledad de Patricia» es, sin duda, el canto a la prensa libre y lo decisiva que resulta como ese cuarto poder que sirva de contrapeso a unas instituciones con tendencias netamente corruptoras y corruptibles…
Y seguimos con libros. Éste, muy, muy especial. «Nuestra propia sangre», de Mariano Sánchez Soler y Premio Francisco García Pavón de narrativa.
De la reseña:
Muchas veces, cuando hablamos de estas novelas de género negro y criminal que nos arrebatan y tanto nos gustan, algunos de vosotros soléis pasarlas por alto, identificándolas con best-sellers yanquis, con manidas historias de ex policías alcohólicos o con disparatadas e intrascendentes tramas que nada tienen que ver con la vida real.
En este caso, sin embargo, estáis obligados a hacer un alto en el camino.
Porque el de la violencia doméstica es un tema de actualidad que, como bien sabemos, nos toca muy de cerca. Quizá demasiado. Y, por eso, «Nuestra propia sangre» es uno de esos libros que te hacen sentir cosas. Muchas. Y muy poderosas. Sobre todo, porque es cualquier cosa menos maniqueo.
Más: AQUÍ, en NOVELPOL. Una de nuestras webs hermanas. (Se agradecen comentarios y valoraciones.)
Hoy publicamos en la web de NOVELPOL la reseña de una novela muy publicitada: «Burlando a la parca», de Josh Bazell, editada por Anagrama.
Comienza así:
«Viendo los faldones de los suplementos culturales, en que se anuncia como una novela desopilante que mezcla a Los Soprano con House, tengo sensaciones encontradas.
Por un lado, me gusta que un libro se haga notar apelando a dos de las series de televisión más rompedoras, atractivas e interesantes del panorama audiovisual. Por otro, puede dar la sensación de no ser más que un truco barato para captar la atención de un público diferente al lector habitual.
Sin embargo, está publicada por una editorial seria y solvente como es Anagrama, descubridora de talentos a contracorriente, defensora del humor más mordaz y sardónico de extracción anglosajona, así que, esperanzados, le hincamos el diente.»
Novela negra, de raíz andaluza. ¿Quieren conocer los entresijos de la Córdoba actual, muy parecidos a los de tantas ciudades de tamaño medio de nuestro entorno? Universidad, Internet, (Des)Memoria histórica, Premios literarios turbios, entidades financieras y pelotazos inmobiliarios…
Pinchando AQUÍ accedéis a la reseña que escribimos de «Benegas», de Francisco José Jurado, publicada por la Editorial Almuzara.
Recomendable hasta ser necesaria.
Jesús Lens.
PD.- Estamos urdiendo una entrevista al autor. Si habéis leído la reseña y/o el libro y os suscita alguna curiosidad o inquietud, a tiempo estamos de trasladársela a su autor.
Hoy tengo una sensación agridulce. Los seguidores más fieles de este Blog, hace mucho tiempo que me oyen hablar, de vez en cuando, de «Celda 211». (No dejen de leer la crítica de Carlos Boyero: «Esto sí es cine. Además español.») Y mi opinión personal, tras verla, igualmente entusiasta, AQUÍ)
Creo que, de hecho, ni existía el Blog cuando reseñamos esa brillante novela, publicada por la antaño muy interesante editorial Lengua de Trapo, escrita por un sevillano llamado Francisco Pérez Gandul y, en el seno de NOVELPOL, conocido como Patxi del Sur.
Quiso la casualidad que, después de haberla alabado hasta la saciedad, me tocara ejercer de jurado en la Semana Negra de Gijón, junto a Fernando Marías y un tercer hombre que finalmente nunca apareció, en el premio Silverio Cañada a la mejor primera novela policíaca escrita originalmente en castellano. Con una particularidad: ese año sólo concurrían dos títulos al premio. Una, «Celda 211». La otra, la también muy apreciable «La clave Pinner», de Andrés Pérez Domínguez, un excelente novelista al que su posterior trayectoria avala como uno de los más sólidos narradores andaluces del siglo XXI, con novelones como «El síndrome de Mowgli».
Dos jurados. Dos novelas candidatas. ¿Un problema?
En realidad, no. Fernando y yo nos fuimos a una cafetería y resolvimos el asunto cordialmente. Porque siendo una estupenda novela, «La clave Pinner», con su trama de espionaje, era más una vibrante novela de aventuras que realmente una novela policíaca, negra y criminal, como era «Celda 211», que nos había deslumbrado a ambos.
El propio Fernando, después, defendió vehementemente en Madrid la idea de que la novela de Patxi se convirtiera en guión de cine. Aún recuerdo cuando Patxi nos mandó un mail, a los amigos de NOVELPOL, diciendo que sí, que después de muchas negociaciones, había un acuerdo en firme. Y que habría película. O, al menos, guión. Todos lo celebramos vivamente. Porque «Celda 211» nos había encantado a buena parte de los novelpolineros y teníamos a Malamadre como uno de nuestros personajes de referencia.
Pasó el tiempo. Ya se sabe que las cosas de palacio van despacio. Y otro buen día nos llegó otra buena nueva: el papel se haría celuloide. ¡Habría película! El proyecto llegaba a buen puerto. Y Patxi nos pedía sugerencias para los papeles principales. Yo no me acuerdo a quién le sugerí. Quizá a Bardem, que daba el perfil de Malamadre. ¿O quizá ya adelantamos la posibilidad de que fuera Luis Tosar uno de los intérpretes?
Y más y mejores noticias. ¿Qué nos parecería que el director fuera Daniel Monzón?
¡¡¡Sí!!!
Aunque en principio pudiese parecer que ese director no encajaba, por el perfil de su filmografía, más fantasiosa y aventurera («El corazón del guerrero» y «El robo más grande jamás contado») que puramente negra y criminal, para mí es uno de los más talentosos de la última hornada de directores españoles, cuyas películas desprenden un tremendo poderío visual.
Y llegó el Festival de Venecia. Siendo breves y concisos, podemos resumir en que llegó, se proyectó… ¡y arrasó!
Hoy me he leído varias críticas y todas son unánimemente buenas, positivas y halagadoras. Lean, por ejemplo, lo que escribe nuestro Gurú Boyero en «El País»:
«Me acerco con fastidiosos prejuicios a Celda 211, exhibida en una sección paralela, debido a mi completa incomunicación con las tres películas anteriores que había dirigido Daniel Monzón. Y éstos se confirman en el arranque, mal interpretado, con tonillo, muy débil. Pero a los cinco minutos aparece un individuo de voz cavernosa y aspecto intimidante que interpreta al líder de los presos en una cárcel y desde ese momento hasta el final se me derrumba el mosqueo inicial, dando paso a una de las mejores películas que ha hecho el cine español en mucho tiempo. Una narración tensa y compleja sobre un motín carcelario en la que todo posee fuerza, suspense, desasosiego y veracidad. Pasa volando y perdura en el recuerdo. Tiene muchísimo mérito el control de Daniel Monzón sobre todos los elementos, el admirable giro que se produce en la historia, la credibilidad que desprenden personajes, diálogos y situaciones, un reparto muy sabio en el que algunos de esos presos parecen interpretarse a sí mismos, la factura, el ritmo, la violencia y la sutileza que caracterizan a los grandes títulos del género.
Aunque existe algo que está más allá del elogio y es el impresionante recital de Luis Tosar. Te cuenta muchas y sorprendentes cosas con sus gestos, con su mirada, con sus movimientos y con su voz de un personaje que podía ser de una pieza, de un canalla con códigos éticos, de un rey de la selva con subterránea humanidad, de un guerrero astuto y brutal que también es capaz de generosidad y comprensión. Es imposible no dejarte atrapar por su campo magnético y por sus matices, es una interpretación que te revela lo máximo con lo mínimo, merecedora de todos los premios, una actuación para enmarcar en la retina y en el oído.»
Entonces, me diréis, ¿por qué la sensación agridulce?
Pues, en parte, por estas palabras de Luis Tosar, en la entrevista que aquí podéis leer entera:
«¿Qué pasa con este personaje? Pues que es un regalo, un regalo de Daniel. Y… [pausa] sí, creo que es lo mejor que he hecho. Además, es un personaje divertido, al que en cuanto le pillas el truco resulta maravilloso«
Que está muy bien. Que Daniel lo habrá hecho de fábula, que la peli será muy potente y el guión estará estupendamente rematado.
Pero que echo de menos que alguien se acuerde de que, en el origen de todo esto hay una novela y un escritor, Francisco Pérez Gandul. Que también es un amigo, Patxi del Sur… aunque no cumpliera con su promesa de colarme en el rodaje y ser extra de la misma. 😀
Jesús Lens, que estaré el primero, en el cine, el día del estreno.