Cuando se acerca el final del año, hay dos productos que empiezan a dar que hablar. Por un lado, las agendas. Lo malo es que desde el auge de los móviles, PDAs y demás, el tema de las agendas de papel se ha complicado, siendo un producto cada vez menos demandado.
El segundo producto estrella es el Calendario. Aunque tampoco pasa por sus mejores momentos, la verdad. Honestamente, ¿suele usted colgar en las paredes de casa ese calendario por el que pugna arduamente en la sucursal de la Caja de Ahorros de su localidad?
Sin embargo, hay un calendario que, precisamente por resultar inalcanzable, tiene un inusitado prestigio: el calendario Pirelli.
Se trata de un calendario tan exclusivo, que no se pone a la venta y que tiene una tirada tan limitada, que cada año se convierte en pieza de culto, adquiriendo enorme valor en subastas reales o virtuales.
Este año, el fotógrafo encargado de ilustrar el famoso calendario es, casualmente, Peter Beard. Y digo casualmente porque se da la circunstancia de que estos días estoy absolutamente cautivado por el trabajo de este sujeto, sobre el que muy pronto volveremos a hablar.
De momento, una de las fotos del calendario, en que los elefantes, las mujeres y el delta del Okavango adquieren todo el protagonismo.
Recuerden: Peter Beard.
Jesús Lens.