Referentes literarios de la política española

Hoy publicamos este artículo en IDEAL. Porque a veces, la realidad tiende a imitar a la ficción…

Del género picaresco, entre el Lazarillo y el Buscón, la figura que más me impresionó fue la del noble venido a menos que, no teniendo un mendrugo que llevarse a la boca y viviendo poco menos que en la indigencia, salía todos los días de su casa a pavonearse, vestido con sus mejores galas, haciendo como que no pasaba nada, que todo estaba bien y que la vida seguía igual.

Dentro de la casa del hidalgo apenas quedaba un jergón para dormir y una cacerola en la que cocinar un miserable puchero de verduras podridas, pero de puertas para afuera, el hombre trataba de disimular sus penurias aunque fuera montando un rocín al que las costillas le sobresalían del pellejo, tanto o más escuálido que su dueño. Dueño que, por supuesto, tenía prohibido pedir cualquier tipo de ayuda ni podía tan siquiera trabajar, so pena de ver su honor mancillado y su imagen revolcada por el barro.

Y me acuerdo de aquella gallarda figura cuando veo a Rajoy, negando la mayor, haciendo filigranas para no pedir un rescate o, después de hacerlo, torciendo la realidad y el lenguaje con tal de no admitirlo. Y, mientras, el patio trasero de casa, hecho unos zorros.

Qué risa, leer el Quijote... y verse reflejado

Pero estos días también se me viene a la cabeza una novela completamente diferente: “Soy leyenda”, escrita por Richard Matheson y llevada al cine en un par de ocasiones. Si se acuerdan ustedes, el protagonista de la historia es un hombre que, acompañado solo por su perro y tras algún tipo de cataclismo planetario, sobrevive en su ciudad, convertida en un entorno hostil poblado por otros hombres que ya no son humanos, sino unos inquietantes sujetos con aspecto de zombi que hacen la vida imposible a nuestro héroe, obligado a huir de ellos todo el tiempo para seguir manteniendo su precaria existencia.

El momento más importante de la novela, el auténticamente estremecedor, es el que se produce cuando el protagonista cobra conciencia de que, en realidad, el monstruo, el raro y el diferente; es él. Es él quien, tratando ser el mismo de antes y comportándose como siempre, se ha convertido en un inadaptado. ¡El monstruo es él! ¡Él es, quién, con su comportamiento, se ha convertido en una amenaza para el resto de los habitantes de la ciudad!

Cuando escucho ciertas declaraciones de algunos políticos, sobre todo de esos que se han dado en llamar los Barones autonómicos, siento que no se han enterado de nada y que aun viven de espaldas a la realidad, como si todo lo que viene ocurriendo desde el verano de 2007 hasta ahora no les afectara o no tuviera nada que ver con ellos. Siguen tratando de vivir como siempre hasta que un día cobren conciencia de que, irremisiblemente, están abocados a la extinción.

Jesús Lens

Entre la Marca España y Eurovegas

Marca España cuatro goles y la autoestima nos subió hasta límites que ni la Prima de Riesgo en sus mejores momentos, oiga.

Pero ya se acabó la fiesta del fútbol, a Nadal le han zumbado en Wimbledon y lo del Tour, sin Contador, no es ni parecido a lo de antes.

Así que, y a la espera de las Olimpiadas y el impulso de la ÑBA, ¿cómo hacemos Marca España en las próximas semanas?

Esa es una pregunta. Otra: ¿cómo repercutirá lo de Eurovegas con sus ludopatías, putas y leyes sanitarias y sindicales derogadas -o en suspenso- en la Marca España? ¿Contribuirá a reforzarla, al unirse al tópico de sevillanas, siesta y toros? ¡Cómo molará, unir las Tragaperras a la Sangría!

Y una cosa que me sorprende: teniendo una vinculación tan grande como tenemos en esta tierra con las vegas, la de Granada, Vegas del Genil, etcétera… ¿cómo es que no se le ha ocurrido a ningún preboste regional, en una Comunidad podrida por el paro, proponer que se instalara aquí esa fábrica de maná enriquecido que va a ser Eurovegas?

Me relamo de gusto pensando en lo jugoso de la polémica, entre el Metro, el Ave, la Autovía de la Costa, el Hospital Fantasma y el Nevada… ¡una explosión de Eurovegas!

¡Qué falta de visión emprendedora, por favor!

Jesús visionario Lens

¿Cómo estás?

En la columna de hoy de IDEAL aconsejamos tener mucho ojo con una pregunta que ha dejado de ser por completo inocente…

Ojito con lo que respondes a la que ha terminado de convertirse en la pregunta-trampa por antonomasia del 2012. Si un conocido con el que no tienes excesiva confianza te pregunta que cómo estás, respondas lo que respondas, es muy posible que metas la pata. Hasta el corvejón.

Si contestas más o menos la verdad (regular, mal, muy mal o rematadamente mal) te conviertes en un cenizo, en un pesimista y en un mustio que, con su actitud derrotista y apesadumbrada, contribuye a que la situación se siga agravando, a que la Prima continué estirando y a que el diferencial entre el bono español y el alemán empiece a ser más una falla tectónica que una mera brecha o separación.

Pero… ¡ay como se te ocurra decir que estás bien! Entonces, no solo te muestras como insolidario con la actual situación de crisis y zozobra que padecen millones de personas en este país, sino que tu interlocutor pensará que eres un irresponsable, un loco o un inconsciente. Y, por si las moscas, es probable que aproveche para tratar de pegarte un sablazo en forma de idea, proyecto o propuesta que necesita de una pequeña y simbólica aportación económica para arrancar. ¡Claro! Como ahora todos tenemos que ser emprendedores…

Por todo ello, trato de aprender de la gente que ha adoptado una fórmula estándar, de manual, para escapar con bien de la pregunta de marras. Hay quién le echa retórica al asunto y se descuelga con largos adverbios y adjetivos. Una respuesta del tipo: “-Manifiestamente mejorable”, en la que se utilizan términos positivos, aunque la respuesta sea negativa en sí misma. Pronunciada con una amplia sonrisa, una contestación como ésa desconcierta al interlocutor, dejando en el aire un poso de optimismo. Es un recurso tan efectivo como el utilizar una doble negación para afirmar algo: cuando el contenido de la idea prende en el contertulio, la conversación ya habrá derivado hacia las hazañas de la Roja o el calor sahariano que nos invade.

Pero me gusta aún más el surrealismo de la respuesta contradictoria en sí misma. Fue mi Cuate Pepe quién, a la inocente e irreflexiva interrogación sobre su estado, me contestó: “- Mal. Por lo demás, muy bien”.

¡Ahí le has dado! Empiezas por ser realista, seco, serio y contundente para, de inmediato, girar hacia lo humorístico, divertido y optimista. Quizá, hasta lo sarcástico. Pero, igual que en el caso anterior, cuando tu interlocutor ate cabos, ya habrás estado hábil para pegar un capotazo, dirigiendo la conversación hacia las excelentes tapas que ponen en el nuevo bar que ha abierto en la esquina de tu calle o hacia el osado y filosófico look de Anquela, el flamante nuevo entrenador del Granada.

Podemos utilizar, en fin, la fórmula gallega para zanjar cualquier cuestión: “- ¿Pues cómo voy a estar?” Porque hablar de la crisis, cansa. Y empieza a ser obsceno y hasta de mala educación, como lo sería hablar del euro con un griego, de deporte con un francés o de Chamizo con un político español.

Jesús Lens

A ver, los anteriores 28J de 2008, 2009, 2010 y 2011

Más allá del plato alpujarreño

Planteamos el Debate de los Lunes a rebufo de la carrera de ayer en Las Alpujarras, esa criminal y fantástica Órgiva-Lanjarón-Órgiva que, por una parte, nos destroza. Por otra, nos hace sonreír hasta en los momentos de máxima agonía…

Foto de Paqui. ¡Gracias!

La pregunta es: ¿hay vida, más allá del plato alpujarreño? ¿Es posible la aventura y el emprendimiento, de los que hablábamos aquí, en el corazón de las Alpujarras?

Que comerse un plato de papas, huevos y jamón en cualquiera de las ventas, restaurantes y mesones que jalonan la Alpujarra es una experiencia reconfortante, reivindicable e imprescindible no creo que nadie vaya a dudarlo. Pero ¿hay vida más allá del plato alpujarreño, en una de las comarcas más singulares de nuestra comunidad? Hace unas semanas tuve ocasión de recorrer buena parte de su geografía y me encontré con varios establecimientos que trascienden la imagen tópica que tenemos en Granada sobre el turismo alpujarreño: una escapada rural de fin de semana, casa vieja con chimenea, castañas asadas, chorizo, morcilla y vino peleón.

En la alpujarra hay una creciente oferta de spas, alta gastronomía con toques franceses, bodegas de última generación con caldos de alta gama, hotelitos modernos y confortables, etcétera. La pregunta es si toda esta inversión en una hostelería diferente a la tradicional será sostenible y perdurable en el tiempo.

El Cercado, en Alcútar

Si hacemos caso a todo lo que leemos, vemos y escuchamos acerca del turismo del siglo XXI, las nuevas tendencias, los viajeros independientes que buscan experiencias y emociones y exigen la mayor excelencia en la prestación de servicios; la respuesta tendría que ser necesaria y obligatoriamente afirmativa. Sí. Hay vida más allá del tradicional plato alpujarreño.

Ahora bien, ¿dónde está ese turismo? ¿Cómo se le encuentra, seduce y atrae a la Alpujarra? ¿Cómo se está dando a conocer la nueva y excelsa oferta turística y gastronómica de la comarca?

Algunos de sus más conocidos embajadores siguen siendo los autores y creadores que se han refugiado en el Barranco del Poqueira, en la Taha de Pitres o en los valles de Juviles, Alcútar, Yegen y alrededores. Escritores como Gerald Brenan o Chris Stewart ponen en el mapa internacional a los pueblos, a sus gentes, paisajes, costumbres, historias y leyendas.

El Sitio: alta gastronomía en Laroles

Es un hecho: la Alpujarra atrae, subyuga, imanta y embruja. En cuanto pasas unas horas entre sus cuestas y tinaos, disfrutando del olor a leña y jamón, extasiando la vista con algunos de los paisajes más bellos que se puedan contemplar; te quieres quedar. El cuerpo y la mente se conjuran y exigen buscar un buen acomodo para pasar una temporada combinando las botas con el portátil, andando, viendo, conociendo y descubriendo para, después, escribir y contarlo. O para soñar, imaginar e inventar historias de otras épocas, de otros tiempos, de otros parajes.

La Alpujarra, además de excitar los sentidos, estimula la creatividad. Tenemos que sentirnos orgullosos de una comarca que, trascendiendo los tópicos, lo fácil y lo de siempre, está haciendo un denodado esfuerzo por desarrollar una oferta atractiva al turista y al viajero ilustrado del siglo XXI. Una oferta que tenemos ahí al lado, a la vuelta del camino. Aprovecharla es un lujo accesible. Desaprovecharla, un delito de lesa majestad. Un pecado de difícil perdón.

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.