Mi artículo de hoy en IDEAL habla de baloncesto, pero de algo más, en realidad. A ver qué te parece:
Lo he oído, desde el comienzo de esta temporada, un montón de veces. Que Granada tenía ganas de baloncesto. Hambre, incluso. Y me da alegría escucharlo. Pero me surge una duda: ¿a qué Granada se refieren los aficionados que hacen aseveraciones tan cálidas y encendidas?
Tuve ocasión de comprobarlo al participar en un Torneo organizado por esa Fundación C.B. Granada-Covirán que nos ha hecho volver a disfrutar del deporte de la canasta en el Palacio de los Deportes.
La Granada que ama el baloncesto la conforman un grupo de amigos que, cuando colapsó el mítico CeBé, desapareciendo como lágrimas entre las gotas de la lluvia, se arremangó y se puso el mono de trabajo, sacando adelante las escuelas que forman a cientos de pequeños baloncestistas cada año.
Un grupo de amigos, buenos deportistas, que cogieron la antorcha de los profesionales y la mantuvieron encendida, compitiendo en las categorías inferiores del baloncesto español, muy alejados de focos y flashes.
Un grupo de amigos que se conjuraron para hacer las cosas bien y ganar partidos a la vez que enseñaban a las nuevas generaciones a disfrutar de un deporte mágico como es el de la canasta.
Y, como los irredentos galos de los tebeos de Asterix, se hicieron fuertes en el pabellón Veleta, contando con el aliento de unos cientos de incondicionales que iban a animarles, una semana sí y la otra también. Y contaron con el apoyo y el patrocinio de una empresa comprometida con su tierra como es Covirán. Y fueron subiendo de categoría. Hasta llegar a la LEB Plata en que estamos ahora mismo.
Ruego reparen en la primera persona del plural utilizada en esa última frase. Y es que, en cuanto las cosas empiezan a ir bien, somos muchos los que aprovechamos el rebufo del éxito y nos subimos al carro. Y utilizamos expresiones como la de “Granada tenía hambre de baloncesto”.
Que es verdad. Pero que no es menos cierto que sin el compromiso, el trabajo y la decisión de Óscar Fernández Arenas, los hermanos Pin, Miki Almazán, Jesús Fernández –el Gran Capitán- y el resto de aguerridos galos rojillos; los hambrientos de básket no podríamos estar ahora saciando nuestra gula con los mates de James, los rebotes de Stone y los triples de Schoof.
Jesús Lens