EL RETORNO DE LOS TIGRES DE LA MALASIA

Los Tigres estaban vivos,

los Tigres querían saber,

los Tigres iban a actuar,

los Tigres no perdonaban.

¡Retornaban los Tigres de la Malasia!

 

En esta vida ya quedan pocos placeres que deparen momentos sin igual. Uno de ellos es recibir un paquete de la librería Negra y Criminal que, entre otras joyas, incluye la primera edición (no sé si mexicana o colombiana) del último libro de Paco Ignacio Taibo II, “El retorno de los tigres de la Malasia”. Y subtitulado, para que no quede atisbo de duda sobre las intenciones del autor, “Más antiimperialistas que nunca”.

Al leer el título del libro, alguno podéis haber pensado que los protagonistas de esta nueva novela de PIT II son aquellos memorables Sandokán y Yáñez, los Tigres de Mompracem. Y, ¿sabéis qué? Que tendríais razón, no en vano, Emilio Salgari es el colaborador involuntario de una novela apasionante y electrizante, marca de la casa Taibo.

Lo bueno que tienen autores como Taibo es que, hablando con ellos, nunca sabes dónde comienza la realidad y dónde la ficción. Han sido muchas Semanas Negras escuchando al Jefe decir que estaba trabajando en una novela protagonizada por Sandokán. ¿Sería verdad, sería deseo o sería literatura ficción?

¡Era verdad! ¡No era un cuento chino!

La respuesta está ahí fuera. De momento, en Latinoamérica. Que “El retorno de los Tigres de la Malasia” aún no llegó a las librerías españolas. Y menos mal que hay libreros eficaces y diligentes como Montse Clavé y Paco Camarasa. Si no, habría usado mi flamante e-Book para cometer un acto de piratería intelectual y descargarme el libro de marras, ansioso como estaba por leerlo.

– ¿Qué sentido tiene, en pleno siglo XXI, escribir sobre los Tigres de la Malasia? –podría preguntarse algún avieso lector.

¡Todo! Y más aún. Porque las bases de buena parte de lo que pasa en el mundo actual ya estaban puestas en las Asia y África colonizadas del XIX. Y, desde luego, los movimientos antiglobalización, a nada que mezclaran la memoria histórica con el buen gusto literario, añadirían a sus enseñas arcoiris y multicolor la bandera roja con la imagen del Tigre, propia de Sandokán y los suyos.

¡Los Tigres han vuelto!

¿Y literariamente?

Literariamente, “El retorno de los Tigres de la Malasia” es purito Paco Ignacio Taibo II: brevísimos capítulos que hacen avanzar la trama y la acción a modo de trallazos, fuertes, duros y a la cabeza. Protagonistas carismáticos, acción a raudales y diálogos para enmarcar. Secundarios de lujo, impagables, de esos que piden una historia para sí mismos, por la entidad que tienen. Y el marco, claro. Ese marco inigualable: Java, Sumatra, Malasia, Singapur, Hong Kong, Borneo… nombres cuya mera enunciación ya trae aroma a aventuras, mar abierto y experiencias tan intensas como singulares.

Aroma a aventuras

Iba a reseñar algunas de las mejores citas que he ido entresacando de un libro repleto de ellas, no en vano, el propio Yáñez usa los proverbios chinos como arma dialéctica de primera magnitud. Pero prefiero dejarlas para una segunda entrega sobre un libro que me ha devuelto a mis días de lector aventurero y desprejuiciado, abierto a la influencia de los alisios y los monzones.

Jesús aspirante a Tigre Lens

¡LIBRANOS SEÑOR!

Cae la noche. Con el cambio de hora y el frío que nos invade, como en el sofá de cada uno, ¡en ningún sitio! Es tiempo de leer. Y las novedades de las distintas editoriales son de lo más excitante. Por ejemplo, ¿puede haber algo mejor en esta vida que recibir un paquete de Negra y Criminal que, además de dos o tres novedades esenciales, incluye esta joya?

Hasta taquicardia me dio recibir «El retorno de los tigres de la Malasia», de Paco Ignacio Taibo II, que vienen más antiimperialistas que nunca…

 ¿Y qué decís del tema Malaya?

¿Y qué me dicen de esta nueva aventura de Myron Bolitar?

¿Y sobre el nuevo personaje de Ian Rankin?

¿Y que tal aprender a ser más eficientes y efectivos? El clásico de Stephen R. Covey cumple 20 años sin haber perdido ni un ápice de su vigencia.

Los chicos de Salto de Página nos han dado otra brutal alegría con uno de sus fichajes más recientes: Ismael Martínez Biurrun y su «Mujer abrazada a un cuervo». Ganador del premio Celsius de Semana Negra, hace un par de años, nos augura fuertes emociones.

¿Y esta historia de Nueva York, de Edward Rutherfurd?

En serio. Ganas dan de pedirse un par de semanas de vacaciones y marcharse a una isla desierta, bien cargados de libros…

 

Jesús Bookman Lens  

Y TÚ, ¿EN QUIÉN CREES?

Cuando ganó el Oscar, Fernando Trueba sorprendió a todo el mundo con aquella famosa aseveración acerca de que no creía en Dios, sino en Billy Wilder.

 

Estas semanas, en un derroche de (escasa) originalidad, nuestro querido, admirado y venerado Javier Bardem, dijo que él, en quién creía, era en Al Pacino.

 

Y yo, rizando el rizo de la micro-originalidad, proclamo que yo también creo, por supuesto. Yo creo en… ¡Paco Ignacio Taibo II!

¡Hay que creer!

Y tú, si te pusieras en clave idólatra e irreverente, ¿en quién creerías?

 

Jesús Lens. 

LOS AMIGOS VISIBLES

Aunque ya somos veteranos en Semana Negra y conocemos largamente a los habituales del encuentro gijonés, es inevitable que cada año se vayan conformando grupos nuevos de gente con los que conectas y sintonizas, de forma que tiendes a juntarte con ellos para compartir el café, la caña, la copa y las comidas, a lo largo de los diez días de esta larga, alegre, creativa y gozosa Semana.

Este año, la Andalucía Connection es muy, muy poderosa. Nunca hubo tantos andaluces en Gijón. Tantos y tan distintos. Por eso, no es raro vernos juntos a Francisco Jurado, cuya novela “Benegas” presentamos esta tarde, para lo que nos hemos preparado convenientemente, a Javier Márquez, al que ayer le presentó el loor de multitudes el arrebatador Miguel Cane su “novelita gótica”, como a Javier NO le gusta que se la definan, porque “La fiesta de Orfeo” es un policial con toques de terror y, sobre todo, con una indiscutible vocación Holmesiana, a Carmen Moreno, una estupenda periodista…

Hacemos piña con Nerea Riesco, una bilbaína que acredita que los de Bilbao pueden nacer en Sevilla, si les da la gana, y que ha presentado la muy prometedora “El elefante de marfil”, que me llevo firmada y dedicada y de la que pronto tendremos ocasión de hablar. Me quedé fascinado con la presentación que PIT II hizo de la última novela de nuestro paisano, afincado en Lisboa, José Manuel Fajardo: “Mi nombre es Jamaica”, una novela que ha tardado cinco años en escribir y que me llevo, también, convenientemente firmada y dedicada.

Como llevo, por supuesto, la última de Fernando Marías, “Todo el amor y casi toda la muerte”, faltaría más. Y me la llevo, en primer lugar, porque es de Fernando, sinónimo de calidad, pata negra. En segundo lugar, porque ganó el Premio Primavera de novela, hace unos meses. Sinónimo de calidad, 5 jotas. Y, ¡cómo no! porque Fernando Marías es el amigo que nos ha presentado, dos veces, “Hasta donde el cine nos lleve”, el año pasado en esta Semana Negra de Gijón y éste, en Madrid. ¡Un tipazo!

Pero es que, además, Fernando Marías hizo una de esas presentaciones que no se olvidan, como Javier Márquez y yo no pudimos por menos que convenir, cuando terminó. Convocó a fantasmas y espectros de su vida y los “sentó” en la mesa de presentaciones de la Carpa del Encuentro. Él, de pie, informal, como el mejor de los one-man talk shows americanos, consiguió crear la magia necesaria para que la génesis de “Todo el amor y casi toda la muerte” se convirtiera en un relato en sí misma, en un cuento, en una obra de teatro de arrolladora fuera, interpretada, solo para nuestros ojos, por un Fernando colosal e impresionante, que pedía a gritos ser depositario de confesiones sobre miedos, promesas incumplidas y fantasmas encerrados en los armarios de nuestra memoria y nuestro subconsciente.

Pasé por Negra y Criminal y me llevé libros de Markaris, para que uno de los padres de la literatura negra mediterránea me los dedicara. Sé que tengo una promesa pendiente con Markaris. Y pronto la cumpliremos. Y pasé por Noveno Arte para ver más tebeos aún. Rash, te encantaría el tinglado que Rocío ha montado en Avilés.

Y nos quedan las comidas, claro. Ayer, almuerzo y cena en La Iglesiona. Sus camareras tienen una simpatía directamente proporcional a la ferralla que llevan en la cara en forma de piercing. Y creedme: si tienen que pasar por el escáner de un aeropuerto, colapsarían la T4 ellas solitas. A mediodía compartí mesa, mantel, vino y arroz con Yampi, nuestro músico de referencia, y con Mauricio, el único ser la tierra capaz de enmudecer a Paco Camarasa, librero negro y criminal, actualmente en el exilio.

Por la noche, cenamos juntos el escritor, maestro, viajero y brillante dibujante de mapas, Goran Tocilovac, el editor Xavier Azpeitia y un servidor. Una cena repleta de viajes, recuerdos de comidas y, por supuesto, fútbol. Y baloncesto, claro.

Las copas del Don Manuel sólo nos entretuvieron hasta las 3 de la mañana, en esta ocasión, disfrutando de la plática de Paco Ignacio Taibo II, conmocionado tras su visita a la Feria del Libro de Calcuta. La pregunta era: de venir los alienígenas a la Tierra, ¿lo harían en son de guerra o en son de paz? Item mas: ¿debería sobrevivir nuestra civilización? Item mas aún: ¿vivimos realmente en una civilización?

Y pensando en todo ello, mientras las gaviotas protestaban en el cielo gijonés por el follón teníamos montado en la madrugada del martes al miércoles, nos dejamos atrapar por el sueño, hasta esta mañana…

Jesús Lens, cuyas ojeras, reflejadas en el espejo, empiezan a dar miedo. Mucho miedo…

PD.- Hoy, en El País, este estupendo reportaje semanero…