Qué terrible tragedia, lo que le ha ocurrido a Ana. En la flor de la vida, disfrutando de unas vacaciones en Italia con su pareja y el maldito terremoto le siega la vida.
Sucesos como éste resultan especialmente dramáticos. Si cualquier muerte es injusta, lo que le ha ocurrido a Ana es una fatalidad especialmente cruel y absurda. Leo el perfil que los compañeros de EFE han trazado de ella y descubro a una chica emprendedora, curranta, apasionada por su trabajo y enormemente entusiasta. Y a ello dedico mi columna de hoy de IDEAL.
Leo lo que Ana y su pareja han hecho con la pizzería que ambos regentaban en el centro de Granada, ampliando la carta, dando cabida a comidas tradicionales, haciéndola accesible a personas invidentes… Un ejemplo a seguir que desmiente todos los tópicos que solemos manejar sobre la juventud, su abulia o su falta de compromiso.
El terremoto que ha asolado Italia ha truncado más de doscientas vidas y empiezan a llegar las críticas a los materiales con los que estaban construidas determinadas edificaciones que se han venido abajo. Ese tema, en Granada, siempre nos resulta especialmente aterrador.
Hace unos meses, el Instituto Geográfico Nacional destacaba que Granada está en la zona de mayor riesgo sísmico de España, con un 10% de probabilidades de sufrir en cincuenta años un temblor muy fuerte que “causaría daños moderados”.
Ante este panorama, ¿sabían ustedes que Granada capital carece de un protocolo de emergencia específicamente antisísmico? Ahora mismo, lo que hay es un plan de emergencia municipal genérico, que data de 1985. A lo largo de los años, Paco Puentedura ha presentado diversas mociones para que el Ayuntamiento adecue un protocolo especial para caso de terremotos. Y, de momento, nada.
Sé que estoy muy sensibilizado con el tema. En Armenia, un terremoto de 7,2 grados asoló el país, dejando más de 50.000 muertos. Eran las 11.41 de la mañana del 7 de diciembre de 1988 cuando la tierra empezó a vibrar. Cerca de veinte años después, todavía hay centenares de personas que viven en la calle, alojados en precarios contenedores metálicos.
Una granadina, Ana Huete, ha visto truncada su vida por culpa de un seísmo, en Italia. Que este luctuoso acontecimiento nos sirva para reflexionar y tomar medidas en nuestra tierra. Ojalá nunca sirvan para nada y el esperado terremoto no llegue. Pero, si lo hace, que nos encuentre lo mejor preparados posible.
Jesús Lens