Walk & Talk. Hablar mientras se camina. Ha sido el descubrimiento del año entre los estrategas de los partidos que, en esta campaña, están compitiendo entre sí por ver quién organiza el paseo más molón, chulo y resultón. Y a ello dedico mi columna de IDEAL de hoy.
A unos les está yendo mejor que otros. Y es que a Pedro, el pobre, le crecen los enanos. Cuando no se esmorra con la rama de un árbol que se cruza en su camino, se limpia la mano que acaba de chocar con unos chavales en un gesto inocente, pero maliciosamente interpretado por algunos de sus críticos más rastreros.
Hay que reconocer que Sánchez sabe reaccionar y salir con bien de los entuertos: se toma con humor lo del ramazo y se gana las simpatías de la mayoría de la gente tras una acusación de racismo que resulta patética y bochornosa, volviéndose en contra de quienes la han propagado.
Es lo que tiene la moda de estos paseos callejeros: la vida tiende a descontrolarse y pasan cosas inesperadas. Quietos, en un estrado, es más fácil tenerlo todo dominado, pero moviéndose por la calle…
Rajoy, por ejemplo, impulsor de la moda de los paseos rápidos, fuerza encuentros con militantes que le saludan como si fueran espontáneos. Pero acaba sabiéndose que no. Que estaba todo preparado. Y entonces le toca echarse al monte para mostrar su rendida emoción a las alcachofas, cosechando bastante menos éxito que Su Majestad Emérita y los espárragos Cojonudos, dicho sea de paso. ¿Y al que le recomendó la Cassatta de Los Italianos, en vez de un helado normalito? ¿Qué le habrá pasado a ése?
Un candidato que camina es un filón: muestra dinamismo y una actitud enérgica; liderazgo e impulso. Además, al mezclarse con la gente, parece de lo más llano y natural. Pero la calle tiene sus riesgos. Por eso, en cuanto un candidato resulta electo, tiende a moverse en coche oficial y a recibir en su despacho. Eficiencia, llaman al invento.
Personalmente, y como persona que se toma la Vida en Serie, me gusta el Walk & Talk, un recurso cinematográfico popularizado por Aaron Sorkin en “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, una serie en la que sus personajes hablan a la velocidad del rayo mientras caminan más rápido todavía, transmitiendo una excitante sensación de vértigo agobiante y ritmo frenético.
Y es que… ¡ya está todo inventado!
Jesús Lens