Hasta hace unos meses, lo malo de los lunes era que se volvía al trabajo después del placentero fin de semana. Algo que no se podía mencionar en las redes sociales, por cierto, porque siempre salía alguien que te espetaba algo así como “no te quejes que al menos tienes un trabajo al que volver”. ¡Qué tiempos aquellos!
Ahora, los lunes comparece Fernando Simón para dar los datos acumulados de contagio de coronavirus durante el fin de semana. Reconozco que me paso la mañana inquieto, haciendo cábalas sobre las miles de nuevas personas con Covid-19. Y les confieso que me gusta escuchar a Simón poniéndole sordina a los veinte o veinticinco mil contagios de viernes, sábado y domingo. Sin embargo, no me tranquiliza, ni muchísimo menos.
Hace un par de semanas, cuando compareció Sánchez el Apolíneo, más que un análisis ponderado de la situación parecía leer su carta a los Reyes Magos. Normal. Tras la operación ‘salvar el verano’ toca la operación ‘vuelta al cole’. Que sea presencial es importante, además de por todo lo que se ha repetido hasta la saciedad estas semanas, porque hay mucha pasta en juego.
Septiembre es el auténtico comienzo de año en todo lo que lleva aparejado el marchamo 20/21, del curso escolar a las competiciones deportivas, las actividades extraescolares, las peñas, los programas culturales y educativos… Es importante transmitir una sensación, si no de seguridad, sí de una cierta tranquilidad. Y que fluya el dinero.
Contribuiría que los diferentes gobiernos, nacional y autonómicos, hubieran hecho sus deberes. Es ilustrativo que Sánchez animara a descargarse la app Radar Covid cuando llevaba semanas rulando por nuestros móviles aunque era completamente inútil al no contar con los datos de la mayoría de las comunidades autónomas.
O la falta de los ansiados rastreadores, la ausencia de controles en los aeropuertos o que, ahora, la Junta de Andalucía vaya a empezar a plantearse la posibilidad de mirar a ver si contrata más profesores para bajar la ratio de alumnos por aula. Estuvo bien aquello de salvar el verano, pero habría estado mejor que durante junio, julio y agosto, sus señorías se lo hubieran currado más y mejor.
El fin de semana parece que no ha sido demasiado malo en Andalucía, de acuerdo a las cifras oficiales, pero hay que esperar al recuento de Simón. Y a su interpretación de los números para, en cualquier caso, seguir extremando la prudencia en este complicado inicio de curso.
Jesús Lens