Si las elecciones hubieran sido el final de ‘Juego de tornos’, habría gente pidiendo que se repitieran, a la vista de los resultados. Pero como no son una ficción guionizada, solo queda felicitar a los ganadores y desearles suerte y tino en su mandato. Excepto los atesoradores de la verdad absoluta. Ellos, los listos que siempre saben qué es lo mejor para el resto de la humanidad, prefieren despachar la cuestión con un displicente y despreciativo ‘Disfruten lo votado’.
Dos apuntes sobre las elecciones del domingo. Primero, el sorpasso, elevado a la categoría de unicornio electoral en España, un animal mitológico del que todo el mundo habla, pero que nadie ve. El mismo sorpasso que hizo presidente virtual a Pablo Iglesias, fenómeno extraño del que nunca se ha recuperado; convirtió en alcalde in pectore a Luis Salvador.
Los números, tozudos ellos, le han demostrado que no. Que Cs no termina de llegar. En su condición de bisagra, podrán abrirle y cerrarle la puerta a otros candidatos, pero nada más. Al menos esta vez se muestran dispuestos a compartir tareas de gobierno. A pringarse y enfangarse.
Y están los personalismos y su nula capacidad de efecto arrastre. El ejemplo del propio Luis Salvador así lo demuestra. O el fallido giro al centro de Juan García Montero. O, más ilustrativa aún, la fragmentación en mil pedazos de esa izquierda exquisita que, empeñada en canibalizarse e imitar al Saturno que se comía a sus propios hijos, ha dado al traste con la más que factible posibilidad de un gobierno de izquierdas en la capital granadina.
Insensatos, caprichosos y egocéntricos proyectos personalistas basados en históricas riñas familiares, unas de nuevo cuño y otras de rancio abolengo.
Es tiempo de análisis y reflexión. ¿Cuántos votos le habrá restado a la confluencia de Cambril el debate podemita sobre Amancio Ortega y sus donaciones a la sanidad? ¿Y lo de desembovedar el Darro, erróneo foco principal de su última semana de campaña?
Toca esperar. El batacazo de Luis Salvador le deja a expensas de las órdenes de sus superiores, sin capacidad alguna para maniobrar al margen de la estrategia global de Ciudadanos. ¿Pasará por seguir escorándose hacia la extrema derecha, como hicieron en la Junta? Pronto lo sabremos.
Jesús Lens