Me quedé flipado cuando me enteré de que Peter Viertel vivía en España. Y más flipado aún cuando, al consultar la guía de teléfonos de Marbella, su nombre aparecía en ella. Viertel, P. Por aquel entonces, yo acababa de ver en el cine «Cazador blanco, corazón negro», una de las grandes obras maestras del Clint Eastwood más clásico (e injustamente olvidada a la hora de reivindicar el talento de nuestro amado Clint) y estaba todavía impresionado, si no absolutamente conmocionado, por esa historia de cine, aventuras, literatura, África, alcohol, mujeres, amistad y lealtad. «Los años prodigiosos», creo que les llamó John Huston, uno de esos hombres que, como Hemingway, eran bigger than life, más grandes que la vida, absolutamente desmesurados en todo lo que hacían.
Y, entre ellos, de repente, se colaba ese tal Peter Viertel, guionista de «La reina de África» y testigo de uno de los rodajes míticos en la historia del cine, además de haber adaptado para la pantalla novelas del mismo Hemingway y de ser él mismo, por supuesto, novelista de prestigio.
El caso es que yo nada sabía de Viertel. Y resulta que vivía en Andalucía, con su mujer, la también famosa actriz Deborah Kerr. Pero lo cierto era que, de sus libros, ni flores. Sencillamente, no estaban traducidos al español. No existían. Por eso me pareció tan extraordinaria la noticia de que la editorial Berenice publicase una novela como «Una bicicleta en la playa», en que el autor, a través de Carl, el joven hijo de un escritor austriaco que en la época de entreguerras se estableció en California, nos cuenta la historia de su familia, amigos y demás personas de su entorno.
Lo bueno de las vidas apasionantes, como la de Viertel, nacido y criado en un ambiente cosmopolita y creativo, es que realidad y ficción están tan imbricadas en su obra que la lectura de todo lo que escriben siempre resulta doblemente atractivo, al denotarse que todo lo narrado fue realmente vivido en una intensa primera persona. Porque hay realidades que superan a las más imaginativas de las ficciones.
Así, la pérdida de la inocencia de Carl con Pamela alcanza una desaforada intensidad, en ese ambiente prebélico en que mientras los nazis se hacían con toda Europa y los ingleses y franceses transigían y contemporizaban con Hitler, un joven judío se enamoraba irremisiblemente de una mujer casada, en una historia imposible que, sin embargo…
Deseo, anhelo, frustración, amor, lujuria, celos, inseguridad, desbordamiento de los sentidos… todo ello y más se encuentra en «Una bicicleta en la playa», una fascinante novela que me deja con ganas de leer más, mucho más de Peter Viertel. Por ejemplo, sus novelas policíacas ambientadas en esa Marbella que tan bien conocía. Lástima que nadie se haya animado a publicarlas en español… de momento.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.