¿No les llama a ustedes la atención el extendido uso de la expresión “jugar un papel”? Se aplica igual a un político en el ejercicio de sus funciones que a un sesudo científico que investiga una cura contra el cáncer. A un profesor que da clases o a un bombero que apaga un fuego. Todos ellos “juegan papeles” cuando hacen profesión de su trabajo.
La culpa de dicha extraña expresión la tiene un verbo inglés que todos conocemos más que de sobra: play, cuya primera acepción es, efectivamente, jugar. Pero si vamos un poco más allá, veremos que el verbo to play admite hasta 37 traducciones más: desempeñar, representar, actuar, apostar…
Aplicado a la música, play es tocar, interpretar un instrumento. Y, aplicado a la chismología, darle al Play es ese prodigio que nos convierte en magos cuando hacemos que suene la música grabada. Por todo ello, pocos títulos más apropiados para una exposición sobre la vinculación entre música y ciencia que ese PLAY con que se ha presentado la nueva muestra del Parque de las Ciencias, que estará un año largo en cartel.
“Play. Ciencia y música”, como todas las muestras del Parque de las Ciencias, invita a tocar. En este caso, en los dos sentidos de la acepción. A tocar la gran cantidad de recursos con los que cuenta y a tocar música. A tocarla de verdad. También es una invitación a descubrirla y a racionalizarla. A comprenderla. A averiguar cómo y por qué la percibimos. Por qué la necesitamos.
Un primer panel que me enamora: el enorme vídeo con la música de la naturaleza. La que debemos tratar de escuchar cuando salimos al campo o a pasear por un parque. La música de los pájaros, el rumor del viento o el agua corriendo. Y atentos al prodigio de Theremin. ¡A ver quién es el guapo que consigue hacer música con el aire! Y al taller de los luthiers guitarreros de nuestra tierra.
A lo largo del recorrido por la exposición también comprobaremos la íntima relación entre música y matemáticas, otra de las constantes del Parque de las Ciencias: ser transversales y vincular las disciplinas artísticas y científicas.
Se me quedó en el tintero la parte de los efectos de sonido aplicados a las películas, eso sí. Una excusa como otra cualquiera para volver a darle al Play.
Jesús Lens