Posición, oposición y respeto

Mi artículo de IDEAL de hoy habla sobre retratarse, mojarse y tomar partido. Y es que hay dos temas sobre los que, ahora mismo, me cuesta horrores hacerlo. Uno, el del soterramiento del AVE. El otro, el del vial que permita la entrada directa del tráfico rodado a la Avenida de Dílar.

JUAN DE OÑA JUNTO A LAS VIAS DEL TREN FOTO: RAMON L. PEREZ
JUAN DE OÑA JUNTO A LAS VIAS DEL TREN
FOTO: RAMON L. PEREZ

Dos barrios, la Chana y el Zaidín. Dos colectivos de vecinos que no se resignan y protestan, tratando de cambiar las cosas. Y una ciudad, Granada, que se ve directamente afectada por ambos conflictos.

En ambos casos cuesta trabajo posicionarse porque se trata de elegir entre dos males: o la Chana queda partida en dos, soñando con tiempos mejores (y si eso ya tal) o seguimos esperando al AVE como el que esperaba a Godot.

O el Campus de la Salud queda dividido por un ruidoso vial o los comerciantes del Zaidín se verán un poco más perjudicados por ese urbanismo que favorece a los grandes centros comerciales en detrimento de las pequeñas tiendas de barrio.

20140710 - FOTOGRAFIA: GONZALEZ MOLERO - PTS. MEDICINA.
20140710 – FOTOGRAFIA: GONZALEZ MOLERO – PTS. MEDICINA.

Cuando uno ve a un grupo de vecinos enfrentado a las instituciones, automáticamente tiende a simpatizar con ellos: con lo que cuesta movilizar a la gente, de algo muy gordo tiene que tratarse para que decenas de personas se embutan unas camisetas chillonas y constituyan una plataforma de afectados, tomando las calles con sus protestas.

Y lo cierto es que razón no les falta, ni a los vecinos de la Chana ni a los del Zaidín. Pero eso no significa, necesariamente, que el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía, la Diputación o el gobierno central tengan que hacer caso a sus demandas.

Que a estas alturas de siglo XXI, el AVE vaya a entrar como va a entrar en Granada es un escándalo. Pero plantearse paralizar las obras e iniciar el soterramiento, parece inaceptable. Y lo del vial del PTS, según el dictamen del Consejo Consultivo, es que no puede ser. Legalmente. Los comerciantes del Zaidín y representantes del ayuntamiento no están de acuerdo con el dictamen, pero ahí queda. Y todo ello sin entrar en la lógica de la cuestión, pensando en un Campus moderno que alberga, además de a las empresas biosanitarias más punteras de España, a un recinto hospitalario y a un conglomerado de facultades con cientos de alumnos.

AVE soterrado

Pienso en estas dos cuestiones y me alegro de no tener que tomar decisiones ejecutivas sobre ninguna de ellas. Y, precisamente por hacerlo y apechugar con las consecuencias, respetemos a esos gobernantes, tantas veces menospreciados y vilipendiados. Aunque no estemos de acuerdo con ellos.

Jesús Lens

Twitter Lens

Tomar partido

Hoy, en IDEAL, publico este artículo, sobre ciertas dudas y confusiones que uno tiene. ¡Y que no falten!

Al haber escrito algunos artículos sobre la Educación recientemente (ver AQUÍ), me anima un buen lector a opinar acerca de la reciente huelga en la enseñanza. Le contesté que, para mí, el principal problema es que, en vez de consensuar una imprescindible y perdurable política educativa, los partidos siguen haciendo política con la Educación, tirándosela a la cara. Y que así no vamos a ningún sitio.

 Tomar partido educación

Mi contertulio virtual se mostraba de acuerdo y me hacía partícipe de sus zozobras de estos días: si iba a la huelga, le hacía el juego a unos sindicatos rendidos a la Junta. En caso contrario, era tachado de carca inmovilista y de facha trasnochado.

Y ahí radica el quid de la cuestión: en las etiquetas y en la necesidad, siempre, de tomar partido. Por ejemplo, Recortes y PP parecen haber conformado un matrimonio de (in)conveniencia que ha calado en el imaginario colectivo de buena parte de la ciudadanía. Pero, en Andalucía, la que ha vuelto a eliminar las pagas extras de los funcionarios autonómicos ha sido la Junta de Andalucía. ¿O no?

 Tomar partido recortes

Como vivimos en un mundo globalmente interconectado, en tiempo real, nada de lo humano nos debería resultar ajeno. De ahí cabría deducir que siempre deberíamos tener una opinión formada, de inmediato, sobre todo lo que pasa en el mundo. Sobre cualquier noticia. Sobre cualquier materia. Y, por supuesto, hay que pronunciarse. Con rapidez y celeridad. Mejor antes que después. Y tomar partido, claro. Como si asistiéramos a un Madrid-Barça, perpetuo y permanente.

 tOMAR PARTIDO CLÁSICOS

Sin embargo, este mundo es cada vez más complejo y determinadas cuestiones no son fáciles de comprender. Por ejemplo, la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que está permitiendo la puesta en libertad de peligrosos violadores y asesinos. A mí también me da pena y me produce indignación, impotencia e indefensión ver a los perros rabiosos de ETA, condenados por múltiples asesinatos, pasear por las calles en libertad. Y pensar que Ricart, uno de los salvajes asesinos de las niñas de Alcasser, pueda salir de prisión, me retuerce las entrañas.

Pero no me siento capacitado para valorar, juzgar, condenar, rechazar o aceptar la dichosa sentencia. Por más que sea licenciado en Derecho, ni he estudiado los antecedentes ni he profundizado en los razonamientos jurídicos que han tumbado la Doctrina Parot. Solo sé lo que unos y otros interpretan sobre la misma. Y, en esas condiciones, no me siento legitimado ni para opinar ni, muchísimo menos, para tomar partido. Es un tema demasiado complejo y, tan técnico, que solo me valen los análisis, fundados, de los mejores juristas.

 Tomar partido opinion

Para estar en condiciones de comprender las situaciones más complejas, es necesario dedicarles tiempo y esfuerzo. Hace falta documentarse, leer, estudiar, ver y escuchar. Confrontar. Y todo ello, desde luego, no casa con esa imperiosa necesidad, compulsiva y perentoria, de opinar, manifestarse y tomar partido, siempre y en todo momento, sobre cualquier información, noticia, acontecimiento o situación.

Jesús Lens

Twitter: @Jesus_Lens