Me gustó la imagen de Juanma Moreno y Pablo Casado friendo huevos en Alhaurín el Grande, dando por iniciado el curso político en Andalucía. Por lo que leo, arrancar septiembre con una degustación de huevos fritos es costumbre en Málaga. No sé quién sería el Iván Redondo de turno que se inventó la tradición, pero hay que aplaudir su valiente iniciativa.
Sede del PP. Tormenta de ideas. ¿Qué podemos hacer para llamar la atención en la vuelta al cole? No seáis tímidos ni pacatos. Sed valientes con vuestras propuestas. Echadle huevos.
Y se los echaron. A la sartén. Durante la campaña electoral fue muy criticada una imagen de los dirigentes populares comiendo hamburguesas con sus familias en una afamada cadena multinacional. Pudiendo echarse al coleto unos serranitos o un pescaíto frito, ¿a quién se le ocurre?
Con los huevos le han dado la vuelta a la tortilla. Además de cosechar titulares como el que preside esta columna, le dan importancia al aceite de oliva y al pan para mojar las yemas. No me costa, sin embargo, que le añadieran ajos al invento.
Espumadera en mano y bien amarrado el delantal, Moreno le ha dicho a Casado que de adelanto electoral en Andalucía, nada de nada. Que ni lo sueñe. Que ayusadas, las justas: no solo toca recoger el fruto de lo sembrado estos años, sino que aún queda mucho cambio por hacer antes de citarse en las urnas.
A estas alturas, saber a quién beneficia o perjudica un hipotético adelanto electoral en Andalucía es harto complicado. Las cábalas son infinitas, desde la consolidación de Espadas a la disolución de Marín, pasando por la incógnita de Vox, la estupefacción de las izquierdas desunidas, el reparto de los fondos europeos y los réditos de la ansiada recuperación económica. Toca esperar.
Jesús Lens