Hace un par de días comentábamos cómo Comisiones Obreras se mostraba muy crítico con las cifras de empleo y precariedad en el sector de la hostelería. Lo que no dijimos es que, a resultas de ello, el sindicato anunció que se mantenía al margen de la candidatura a la capitalidad cultural 2031 y que la rechazaba de plano al considerar que está ligada al sector turístico, cuyas cifras récord no se traducen en empleo.
No le falta razón a CCOO al vincular cultura y turismo. Efectivamente, el Ayuntamiento presentó en FITUR un vídeo sacando pecho de la oferta cultural de Granada y de los muchos festivales con que cuenta nuestra tierra, por ejemplo.
Me resulta desconcertante, sin embargo, que CCOO no hiciera referencia alguna a la precariedad rampante en el propio sector de la cultura. Lo mismo no era el momento. O lo mismo sí salió a colación y no fue recogido, pero rechazar la capitalidad cultural por la precariedad laboral en el sector de la hostelería y no hacer siquiera referencia a las lamentables condiciones en que nos desenvolvemos los gestores culturales, resulta irónico y contradictorio.
Que no lo digo sólo yo, por mucho que me conozca el paño. Tampoco me limito a ser portavoz del sentir generalizado de los compis del gremio. Así lo señala expresamente la Fundación Contemporánea, que acaba de publicar su entrega anual de su Observatorio de la Cultura. Sobre qué le falta al panorama cultural de nuestras ciudades se apela “a una gestión profesionalizada y despolitizada de la cultura y a un mayor apoyo público al sector cultural, a los creadores, a los promotores, a emprendedores y a las industrias culturales”. Además, se defiende “el desarrollo de políticas de incentivo de la financiación privada de la cultura”.
Y, sobre todo, el Observatorio demanda “una mayor profesionalización de la gestión, una mayor dotación y cualificación del personal y superar situaciones de precariedad laboral, una mayor atención a la formación y mejores herramientas de gestión”.
Y es que sobre todas estas cuestiones también habría que reflexionar a la hora de afrontar lo del 2031.
Jesús Lens