El aplauso del año

De todos los aplausos que he escuchado este año, el más estruendoso, cálido y afectuoso fue el que se llevó Ana Pastor, durante la entrega de los Premios IDEALES.

Junto a Eduardo Peralta, la presidenta del Congreso había hecho entrega de su galardón a Ángeles Orantes-Zurita y, tras las fotos de rigor, se situó en la tribuna de oradores, en una esquina del escenario del Parque de las Ciencias.

Durante su discurso, Ana Pastor hizo una brillante felicitación a todos los premiados. Fue un discurso muy cariñoso y sentido, repleto de buenas palabras y con mucho contenido. ¡Y con la duración justa! Ni demasiado corto, que pudiera parecer frío o de compromiso; ni demasiado largo, para no fatigar al personal.

Al terminar su alocución, comenzó el aplauso. Que fue creciendo. Y creciendo. Se prolongó tanto que el director de IDEAL, recogiendo el sentir de la gente, invitó a Ana Pastor a avanzar hacia el centro del escenario. Pero ella no quiso. Siguió en el sitio que ocupaba. Que, casualmente -o no-, era junto a las banderas que representan a nuestras instituciones.

¡Qué imagen más poderosa! Cientos de personas aplaudiendo a la Presidenta del Congreso que, sonriendo con absoluta seriedad, permanecía de pie, junto a los símbolos del estado. Para mí, que no soy particularmente propenso a las banderías, fue un momento de una memorable solemnidad que no olvidaré jamás.

Yo se lo digo a mis compis del periódico -y ellos piensan que es peloteo- pero me encantan los IDEALES. De todos los actos formales, es el más interesante y emocionante del año.

De los premiados de este año, me gustaría destacar, precisamente, el concedido a la consejera delegada de Cárnicas Zurita, hacia la que Ana Pastor tuvo palabras que fueron más allá de lo protocolario. En sus alocuciones y agradecimientos, ambas Anas hablaron de conciliación familiar, de trabajo, esfuerzo y preparación.

Y un detallazo de Luis Rubiales, el presidente de la Federación Española de Fútbol: al hacer un nostálgico repaso de sus años motrileños, se detuvo en el colegio público San Antonio, con palabras muy cariñosas para sus profesores. Entre ellos, para mi querida Toñi, una de las personas más alegres y optimistas que conozco.

Reconocer la impronta que dejaron en nosotros nuestros maestros y profesores es un detalle de justicia por el que hay que felicitar a Rubiales.

Jesús Lens

1960: EL AÑO EN QUE TODO PUDO CAMBIAR

Amigos, ¿tenéis a mano el IDEAL de hoy? Pues echadle el lazo y dejaos caer por las páginas de cultura. Encontraréis un reportaje titulado así:

1960: El año en que todo pudo cambiar

Y, como subtítulo, lleva la siguiente entradilla:

En 1960 se estrenaron un puñado de películas llamadas a revolucionar no sólo el mundo del cine. Ocurrió hace ya cincuenta años. En Hollywood y, sobre todo, en Europa parecía que los tiempos estaban cambiando de una vez por todas.

Ya os podéis hacer una idea de su contenido. Pero, si no tenéis el IDEAL físico para disfrutar del fantástico montaje y maquetación que han hecho los compañeros-duendes del periódico, lo podéis leer AQUÍ, en la edición digital.

¿Qué os parece? Ojalá que lo leáis, votéis, valoréis, difundáis y sirva para abrir un debate sobre lo que pudo ser y no fue, pero… ¿debió haber sido?

Y, antes de terminar, es obligatorio referirse al acto de entrega de los IDEALES 2010, ágil, atractivo, técnicamente impecable, magistralmente conducido por Rafael Lamelas, con discursos repletos de contenido y enjundia por parte de Eduardo Peralta y Diego Vargas y de emoción, sentimiento y reconocimiento por parte de los premiados, entre los que se encontraba nuestro querido Centro Cultural CajaGRANADA Memoria de Andalucía.

Por último, un placer el poder disfrutar de un expansivo rato de charla con los compañeros de IDEAL con los que tan difícil es compartir una cerveza tranquila a lo largo del año.

Efectivamente, somos de la casa.

Jesús IDEALizado Lens.