“No es lo mismo saber lo que pasa que estar informados. ¡Lee la prensa!” Así reza una de mis máximas de cabecera, acuñada hace años como el compulsivo lector de periódicos y revistas y furibundo coleccionista de recortes, papelicos y dobles páginas que soy.
Mi última pieza recortada es papel sobre papel: las páginas 59 y 60 del IDEAL del miércoles con un reportaje de Antonio Corbillón sobre el papel que el papel de periódico desempeña en el cine contemporáneo. Un texto sin desperdicio y la mar de útil, hasta el punto de servirme para terminar de armar la nota de prensa en que estaba trabajando sobre un ciclo de cine con la búsqueda de la verdad como protagonista.
¡Ay, la verdad, tan necesaria en estos tiempos de relativismo, dudas y zozobras en los que reinan las noticias falsas! ¡Ay, la verdad, en una época en que su derivada, su hija bastarda, la llamada posverdad, se ha enseñoreado del discurso dominante! ¡Ay, esa verdad que, basada en hechos contrastados y en datos incuestionables, resulta imprescindible para rebatir opiniones pobremente fundamentadas en sensaciones y apariencias, en impresiones y creencias!
Más allá de la fobia que le tiene la conspiranoia, la prensa sigue siendo la fuente de información más fiable que tenemos a nuestro alcance y sustituirla por artículos y entradas compartidos en redes sociales, provenientes de webs, blogs y medios digitales de dudosa procedencia, es el camino más directo para no enterarnos de lo que pasa en el mundo.
A la prensa, por supuesto, se le pueden poner mil una pegas, pero siempre será más fiable el trabajo profesional de periodistas formados y cultivados que el producto supuestamente voluntarista ofrecido a través de la red por medios que, no lo duden, están manejados por intereses ocultos. O no tan ocultos, a nada que nos molestamos en indagar sobre las personas, asociaciones e instituciones que hay detrás de cabeceras con nombres muy sonoros y ampulosos.
Lean periódicos y revistas, escuchen la radio y sean selectivos, muy selectivos con la televisión. Contrasten informaciones y busquen puntos de vista diferentes a los suyos. No le den todo el poder de la información que reciben a los algoritmos, siempre con tendencia al sesgo y a la parcialidad. Cuestionen todo lo que lean, vean y escuchen, incluida esta columna, faltaría más, y piensen por ustedes mismos.
Jesús Lens