Desde ayer, la prensa andaluza tiene un poco más de memoria. Situado en una de las salas que el Museo CajaGRANADA dedica a la historia, la cultura, los paisajes y el pensamiento de Andalucía, el fondo museístico de la Fundación Andaluza de la Prensa ya está a disposición de todos los visitantes que quieran conocerlo. Y de ello hablo hoy en IDEAL.
Piezas variadas, documentos, viñetas y fotografías muestran el desarrollo de 300 años de una historia que presta especial atención a las Cortes de Cádiz que promulgaron la libertad política de imprenta, sentando las bases de la primera Constitución de la historia de nuestra democracia.
Y es que, como atinadamente señaló Sandra García, la historia de la prensa va de la mano de la historia de la democracia. Fue algo en lo que también insistieron Antonio Jara, Ramón Burgos y Joaquín Durán: en estos tiempos tan complicados para la profesión periodística, tenemos que defender su ejercicio riguroso y objetivo.
Y, a la vez, es necesario reclamar respeto a los profesionales de los medios de comunicación. Que después de la postverdad, nos llegan ecos de los “hechos alternativos” que podrían servir para analizar la realidad. ¡Joder con las añagazas del lenguaje! ¡Que no, oigan, QUE NO! Que los hechos son los hechos. O deberían serlo.
Los fondos del recién inaugurado Museo de la Prensa cuentan con una recreación de una antigua redacción de periódico y con una linotipia. En esta época de velocidad vertiginosa en la transmisión de la información, es bueno recordar cómo eran las cosas no hace tanto tiempo.
Sí. Es cierto que siempre han existido las intoxicaciones informativas. Desde el mítico “Usted facilite las ilustraciones que yo pondré la guerra” de William Randolph Hearst, son incontables las manipulaciones y retorcimientos a los que han sido sometidos los hechos. Pero nunca como ahora, la tecnología condiciona tanto las reglas del juego.
Cuando Goebbels dijo aquello de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, no imaginaba el impacto que Internet iba a tener en nuestras vidas. De ahí que, si no queremos darle la razón a uno de los personajes más siniestros de la historia, tengamos una enorme responsabilidad en nuestras manos: compartir solo aquella información contrastada, veraz, seria y responsable. Y, por lo general, esa información es la que manejan los periodistas. PE-RIO-DIS-TAS. Insisto. Periodistas, con mayúsculas. ¡Felicidades!
Jesús Lens