¿En qué momento empecé yo a tirar cohetes por el hecho de que la organización hubiera eliminado este año el ingrato y asesino Camino Bajo de Huétor, hacia el final de la Media Maratón de la Mala Follá granaína, en ese momento en que las piernas ya no responden a ningún tipo de orden, engañifa o estímulo?
Vale. Este año no había que reptar por el susodicho y contradictorio Camino Bajo, pero los últimos tres kilómetros tampoco fueron ninguna bicoca, desde luego, todos ellos picando hacia arriba y pegando un calor de justicia.
Sin embargo, lo peor de todo fue que, en esta ocasión, la subida desde Arabial hasta el Alcampo estaba segmentada y repleta de repechos. En ediciones anteriores, la subida era igualmente larga, pero toda seguida. Y eso, para un trotón como yo, es mejor: bajas la cabeza, miras al asfalto y tiras millas. Sin embargo, lo de los cambios de ritmo… me ha matado.
Y así, he acabado haciendo 1 hora y 50 minutos, de acuerdo con mi reloj. Esto es: 5,13 minutos el kilómetro. (Aquí, todos lo datos y parciales de MI carrera) O sea, más o menos como el pasado año. Solo que en 2012 corrimos en noviembre, tal y como conté aquí.
Además, este año voy más corto de preparación, de forma que, eso sí, le he quitado 7 minutos a la última y frustrante Media Maratón del Melocotón de Guadix de hace unas semanas. Así las cosas, para cuando pille la forma, ¡ya se habrá terminado la temporada! 😀
No voy a insistir en la importancia de hacer mejores entrenamientos. No más, sino de mayor calidad. Y más largos. Más exigentes. Más comprometidos. Y sufridos.
Tampoco voy a insistir en que debería cuidarme más. Que ya no soy un chaval. Y tal y tal: la dieta, el descanso… Por ejemplo: ¡hoy ha sido la primera vez en mi vida que me he tomado un Gel! La verdad que yo no he notado que me hiciera nada bueno, pero tampoco me ha estropeado el estómago, algo a lo que tenía mucho miedo. Será cuestión de perseverar. Me lo tomé en el kilómetro 16, cuando empezaba a no ir bien. Y ya, desde luego, no lo fui más. Quizá debí tomarlo antes. No sé. Habrá que probar.
Pero lo mejor de todo, como siempre pasa en las carreras, es la gente. Como ese Roberto, que me adelantó cuando yo ya empezaba a hacer crack y me propuso “llevarme” hasta meta. ¡Amigo, si no hubiera estado tan jodido, habría intentado seguirte! Y su fiel Mari Carmen, que no se pierde ni una.
O la presencia de Raúl, un tipo incansable al que debo dos de las fotos que visten esta entrada. ¡La próxima, nos vemos sobre el asfalto! Ese Jose, casi en meta, que ya se había metido 20 kilómetros entre pecho y espalda. O Alberto, allá en una rotonda. Y Silvia y David. En el 7. ¡Vaya acelerón que pegué para tratar de seguir a El Elegido, durante unos cientos de metros! Isa y Laureano, con esa sonrisa y palabra cálida.
Y los cracks de la fotografía, Ramón L. Pérez y el Pepe Villoslada. ¡Maestros!
En la meta, fue un puntazo volver a encontrar a viejos amigos de las Verdes. Esos Antonio, Txomin o Javi, que han unido a su peña de Galácticos a otro puñado de Salvajes de los Caminos y que ahora se dedican a hacer rutas de montaña en las que haya que superar, al menos, 2.000 metros de altura.
Sin comentarios.
No vi a otros amigos y compañeros: Manolo, Javichín, José Antonio Flores o Jesús Muñoz. Pero por ahí andaban. Ya comentaremos los tiempos y las sensaciones.
Y lo haremos dentro de muy poco. En apenas dos semanas. Antes o después de la Media Maratón de Motril.
Porque, aunque lentos, rotos y perjudicados… ¡Seguimos! (AQUÍ, los resultados de la carrera)
Jesús Lens
En Twitter: @Jesus_Lens