El cómic que viene a Granada Noir

Por fin lo podemos contar. La X edición de Granada Noir, el festival patrocinado por Cervezas Alhambra, va a tener mucho cómic. Y del bueno. El mejor, de hecho. No les voy a contar nada sobre la exposición ‘Basado en hechos de bares’ de Chema García que inauguramos el jueves gracias a la imprescindible colaboración de La Madraza, el Centro de Cultura Contemporánea de la UGR, comisariada por Enrique Bonet. Tiempo habrá de hablar de ella, largo y tendido, que estará meses en cartel. 

Sí quiero poner el acento en tres actividades relacionadas con el cómic que, pienso, van a ser apasionantes. La primera, una conversación entre el propio Enrique Bonet y Joaquín López Cruces sobre su proceso creativo. Bajo el título de ‘Tebeos en otro mundo’, hablarán sobre cómo están trabajando en un cómic que, por lo que hemos visto, podemos aventurar que será extraordinario y que versa sobre las Misiones Pedagógicas en La Alpujarra.

Y contaremos con dos visitantes ilustres, ambos Premio Nacional del Cómic y auténticas estrellas del noveno arte. El primero será el dibujante Javier Olivares, que presentará su reciente ‘Samuel & Beckett’, un álbum críptico y radical escrito por Jorge Carrión y que ha publicado Salamandra Graphic. Además, hablará de su trabajo como ilustrador para ‘Almuerzo en el café Gotham’, el exquisito y sangriento relato de Stephen King que publicó Nórdica Libros hace un tiempo. 

En ‘Samuel y Beckett’, Olivares y Carrión hacen un ejercicio de máxima condensación ‘representando’ en formato de cómic una obra de teatro cuyo libreto engarza la vida y la obra del Premio Nobel de Literatura irlandés a través de un lenguaje basado en las imágenes que funciona bien por sí sólo, pero mucho mejor si conoces y lees la obra del biografiado. Y precisamente ahí está el estímulo: estamos ante un cómic abrepuertas que te anima a saber más y, sobre todo, a leer obras como ‘Esperando a Godot’… si aún no lo has hecho. 

‘Almuerzo en el Café Gotham’ es un cuento (relativamente) corto y con muy mala leche de Stephen King que comienza sin guardarse nada en el tintero: “Un día, estando en Nueva York, pasé por delante de un restaurante de aspecto agradable. Dentro, el metre acompañaba a una pareja hasta la mesa. El metre me vio por casualidad y me regaló el guiño más cínico del universo. Volví al hotel y escribí este relato. Durante los tres días que me llevó su escritura, me poseyó por completo. En mi opinión, lo que hace que funcione no es el metre loco sino la siniestra relación entre el matrimonio a punto de divorciarse. A su manera, están más locos que él. De largo”. 

Y tendremos en Granada Noir a Miguelanxo Prado en Librería Picasso para hablar de sus ‘Presas fáciles’ esa joya del cómic noir publicada por Norma Editorial del que escribí AQUÍ. Además, a buen seguro que sale a colación el resto de su obra. Tengo que volver a leer su ‘Trazo de tiza’ —¡ay, el tiempo!— y voy a recuperar algunas de sus historias de ‘Quotidianía Delirante’. La propia Norma Editorial las publicó en formato de Integral y su lectura, hará un par de años, me retrotrajo a aquellos tiempos en que leer ‘El Jueves’ era una declaración de principios, una forma de ir por la vida, además de una panzá de reír. 

Les confieso algo: todavía no he leído su ‘Ardalén’. Es uno de esos libros que guardo como oro en paño para un momento especial y único. Por ejemplo, para celebrar la visita de esa bestia parda que es Miguelanxo Prado a Granada. 

Jesús Lens

‘Presas fáciles’, doble cómic de lectura obligatoria

Me pasa con muchos cómics, pero sobre todo con los mejores policíacos: empiezo leyéndolos despacio, combinando el disfrute de los bocadillos y el desarrollo del argumento con el dibujo de las viñetas. Llega un punto, sin embargo, en que me ansio vivo y necesito avanzar a toda velocidad para saber qué pasa. Y entonces ya le presto menos atención de la debida a la parte gráfica: el yo negro-criminal que llevo dentro necesita resolver. 

Me ha vuelto a ocurrir con ‘Presas fáciles’, la última obra maestra parida por ese genio, ese crack que es Miguelanxo Prado, un Integral recién publicado por Norma Editorial y que ustedes no deben perderse, sean más o menos aficionados al cómic, más o menos aficionados al noir. 

‘Presas fáciles’ son dos historias diferentes, pero concatenadas. La primera, titulada ‘Hienas’, se publicó en 2016 y los protagonistas son los inspectores de policía Olga Tabares, la jefa, y Carlos Sotillo. Se trata de un policial ‘vindicativo’ que rezumaba, y sigue rezumando, actualidad y compromiso social. Cuando directivos de diferentes entidades financieras empiezan a aparecer asesinados, la sospecha de que hay un asesino en serie suelto cobra fuerza. ¿O se tratará de una mafia, de un cártel de la droga que anda ajustando cuentas? 

Como siempre pasa en las mejores historias policíacas, serán los porqués los que conduzcan a los buenos investigadores al quién y al cómo lo hizo. Unos porqués, ya se lo adelanto, que no dejaron indiferentes en su momento y que siguen generando un cóctel de sensaciones en los lectores de 2024. 

En este caso, como ya leí el cómic en su momento, sí he llevado de la mano el texto y la parte gráfica, que alucino con la capacidad de Prado se transmitir sensaciones y contar cosas a través de los paisajes, los espacios y, sobre todo, de los rostros de sus personajes, sean principales, secundarios o que se ‘limiten’ a pasar por las viñetas como convidados de piedra. Que no lo son, ya se lo digo yo. 

En ansia viva sí me atenazó leyendo la segunda historia de ‘Presas fáciles’. Se titula ‘Buitres’, es lo más reciente de su autor y los protagonistas siguen siendo Tabares y Sotillo, entre quienes existe una relación de compañerismo, complicidad y amistad que exuda química y autenticidad a raudales, tanto en la primera como en la segunda entrega. 

En este caso, una adolescente está en el centro de una investigación de aparente fácil resolución. Por desgracia, con el auge de las nuevas tecnologías y la presencia digital 24/7, los móviles se pueden convertir en armas de destrucción masiva más letales que un misil. El cyberbulling y el acoso están a la orden del día, por desgracia. ¿Será por eso que Irina se muestre triste y callada desde el principio mismo de la narración? 

“Ni yo misma sé qué me pasa. Me siento rara… Hay cosas… No sé… Muchos días me siento aturdida… Y… A veces pienso que me estoy volviendo loca”. Así comienza la historia de Irina, de la que no les cuento nada para que se dejen llevar por el magisterio noir de un Miguelanxo Prado en estado de gracia, narrativa y gráfica. 

Les decía que con ‘Buitres’ me volví a ansiar vivo, como ya me ocurriera, años ha, con ‘Hienas’. Eso me obliga, felizmente, a hacer segundas, terceras y sucesivas lecturas, más pausadas, de un cómic nuevamente prodigioso. Es lo mejor del noveno arte: que no se termina nunca. Estoy pensando, por ejemplo, que me apetece mucho volver a leer ‘Trazo de tiza’, otra obra maestra descomunal del autor gallego. ¿Te apuntas?

Jesús Lens