Presupuesto sin público

Veo analogías entre el acuerdo para la aprobación de un presupuesto municipal, por primera vez en cinco años, y la decisión de reanudar sin público las competiciones deportivas de alto nivel.

Hablemos de baloncesto, que sobre el fútbol ya está todo dicho. La NBA ha aprobado, con un discordante voto en contra, volver a la competición en unas condiciones extrañas: solo participarán 22 equipos, concentrados en Disneyworld. Disputarán ocho partidos de temporada regular, un play-in para resolver la octava plaza en juego y los play-off de toda la vida. En plena canícula y en pabellones sin público, por supuesto.

Ante este acuerdo, cabe adoptar tres actitudes: renegar de él y no seguir la competición, aceptarlo a regañadientes y pasarse los próximos meses quejándose y rezongando, o adaptarse a las circunstancias y disfrutar del juego lo máximo posible. Hay razones fundamentadas y sólidos argumentos para mantener y defender las tres actitudes. Ya depende de cada uno.

En Granada, fruto de la negociación y la transacción, se ha consensuado, ¡por fin!, un presupuesto municipal. Seguro que no es el mejor posible, aunque ponerse de acuerdo en algo tan subjetivo resulta imposible. No hay más que ver las críticas vertidas por Unidas Podemos, formación para la que el presupuesto no es lo suficientemente progresista ni socialmente comprometido; y por Vox, que lo tacha de presupuesto socialista.

Entre lo óptimo y lo mejor, noble aspiración del ser humano en todos y cada uno de sus desempeños, está lo sencillamente bueno, que suele ser lo posible… y lo ejecutable.

He leído con sumo interés las entrevistas de Pablo Rodríguez a los muñidores del acuerdo para el futuro presupuesto municipal. En las respuestas de Paco Cuenca, César Díaz y Manuel Olivares había tanta cautela como mesura y sentido común. Justo lo que se espera de los políticos encargados de gestionar la res publica y lo que tanto se echa de menos en la política contemporánea. (Sobre ese tema escribí esta columna en IDEAL hace unos días)

Al margen de los codazos para estar —o no— en la foto; me ha gustado la alusión de los portavoces al ímprobo trabajo en equipo de los técnicos municipales en este proceso y a la labor en la sombra y fuera de foco de Luis González, el concejal encargado de los números en el Ayuntamiento de Granada.

El 31 de julio vuelve la NBA. La afición no rugirá en las gradas ni lucirá los colores de sus equipos y ya no veremos a Stephen Curry este año. Una pena. Pero la vida sigue. Afortunadamente.

Jesús Lens

Presupuesto a codazos

Dos veces podríamos haber ido a bañarnos a la Fuente de las Batallas esta semana: por la creación del consorcio para el acelerador de partículas y por el acuerdo para la aprobación de un presupuesto en el Ayuntamiento de Granada, cinco años después.

No es fácil, en momentos tan difíciles, duros y complicados, encontrar buenas noticias de tanto calado y significación. Por todo ello, congratulémonos.

Sobre la cuestión del acelerador de partículas hablamos otro día. Llevo tanto tiempo dándoles a ustedes la barrila con el tema e insistiendo en su trascendencia como la gran oportunidad de futuro para nuestra provincia que, al ver que empieza a materializarse, me he quedado pasmado.

Centrémonos en lo del presupuesto, una excelente noticia para Granada por dos razones fundamentales. La primera es obvia: el peor presupuesto que se pudiera consensuar en 2020 siempre será mejor que seguir arrastrando uno prorrogado de 2015.

Antes de valorar los 22 puntos del acuerdo, concentrados en 5 páginas de acuerdo, hay que leerlos despacio y analizarlos uno por uno. Reflexionar qué comprenden y qué dejan a la intemperie. Determinar si son de posible cumplimiento o un brindis al sol. Sin olvidar que, después, habrá que ver cómo se materializan y se ejecutan. Tiempo habrá.

Hoy tenemos que darnos la enhorabuena, también, porque nuestros responsables políticos han llegado a un acuerdo que viene siendo imposible desde hace años. Tiene especial mérito en el contexto de estos días, con el ambiente político nacional enrarecido hasta la náusea.

Foto: Alfredo Aguilar

Insisto: los presupuestos no serán perfectos ni gustarán a todos. Pero, leídos a botepronto, tampoco nos disgustan del todo. ¡Con tan poco me conformo!

Vox, ni que decir tiene, está en contra del Acuerdo del Codazo. ¡Qué sorpresa! Los tildan de ser unos presupuestos socialistas. Qué cosas. Esta vez ni siquiera pueden amenazar con la moción de censura, lo más parecido al recurso al pataleo que tenían a su alcance.

Para Unidas Podemos, por contra, el presupuesto no es creíble ni lo suficientemente ambicioso. Respondería a intereses ocultos y espurios de los grandes partidos. Es necesario que la confluencia desvele alguno de esos ominosos secretos que anidan en la Plaza del Carmen, que el argumento empieza a oler a naftalina.

Y quedan las ausencias. La de Sebastián Pérez no sorprende a nadie, pero que el alcalde Luis Salvador no estuviera en la foto sí causó revuelo y sensación. Como si el codazo le hubiera pillado mal colocado en la zona y le hubiera dejado sin respiración.

Jesús Lens