No sé la razón, pero en este día del trabajo me acuerdo de este cuentito de Eduardo Galeano:
«En la isla de Vancouver los indios celebraban torneos para medir la grandeza de los príncipes. Los rivales competían destruyendo sus propios bienes. Arrojaban al fuego sus canoas, su aceite de pescado y sus huevos de salmón; y desde un alto promontorio echaban al mar sus mantas y sus vasijas.
Vencía el que se despojaba de todo.»
Feliz 1 de Mayo.
Jesús Lens.