En mis charlas y presentaciones, siempre le busco hueco a una imagen en la que Mike Tyson suelta una perla de sabiduría digna de figurar en los sobrecillos de azúcar más sesudos: ‘Todo el mundo tiene un plan hasta que le pegas el primer puñetazo en la boca’.
En Andalucía, uno de los consejeros que vinieron con vitola de estrella, Javier Imbroda, célebre entrenador y ex seleccionador español de baloncesto, ocupó la cartera de Educación y, a lo largo de este año, ha impulsado dos planes que no han resultado particularmente exitosos.
‘Me encanta que los planes salgan bien’, remataba Hannibal Smith en aquellos maravillosos episodios de ‘El equipo A’, mientras se fumaba un puro. Se ve que el líder del televisivo grupo de fugitivos justicieros tenía más y mejores dotes de comunicación que Imbroda y sus delegados. Al menos, el de Granada, dimitido hace unos días.
El consejero ya achacó a la una mala estrategia de comunicación el fracaso de su plan para los refuerzos escolares de verano: la Junta ofertó 100.000 plazas y sólo se inscribieron 2.144 alumnos en toda Andalucía.
Ahora, con el tinglado de los Ceipso y el plan de cierre de decenas de colegios de áreas rurales, Imbroda ha señalado como culpable al delegado, que no se ha sabido explicar. La comunicación, otra vez. ¡Ya es mala pata, oiga! Y no olvidemos lo del Parque de las Ciencias, otra ida de vareta de marca mayor.
En comunicación, lo primero que enseñamos es que si un mensaje no llega o llega mal, la culpa siempre es del emisor. Bien porque el mensaje no estaba claro, bien porque los medios usados para su transmisión no eran los idóneos y adecuados. Imbroda lleva varios fiascos comunicacionales de bulto en apenas un año de gestión, provocando las iras de padres, docentes, alumnos y ciudadanía en general.
En Granada, Ciudadanos anda a la busca y captura de un delegado de Educación. La patata que le espera, más que caliente, está al rojo vivo. Más le vale venir con un buen plan debajo del brazo. Y con las dotes de comunicación necesarias para explicarlo bien y tratar de convencer a la peña. No lo va a tener fácil.
Jesús Lens