¿Quién lo paga?

Ahora que estamos en el arranque de la campaña electoral (oficial), es más importante que nunca recordar la célebre anécdota del escritor Josep Pla, autor de una magnífica y cercana narrativa de viajes, siempre apegada a la tierra, cargada de lucidez y sentido común.

A mediados del siglo pasado desembarcó en Nueva York y, cuando vio el fastuoso espectáculo de los rascacielos de Manhattan iluminados, preguntó: “y todo esto, ¿quién lo paga”?

No hay pregunta más pertinente en una campaña electoral. Cada vez que oigan una promesa de cualquiera de los candidatos, pregúntenle, directamente a él o a las personas que le representan en nuestro territorio, por quién y cómo va a pagar la idea de marras.

Y la otra pregunta, igualmente necesaria: ¿por qué no lo habéis hecho antes? Esta cuestión solo aplica a los candidatos cuyos partidos hayan tenido responsabilidad de gobierno previa, pero resulta pertinente a la hora de establecer prioridades.

Durante las próximas dos semanas se nos van a mezclar los mensajes, las promesas y los programas electorales. Y es que, aunque pertenezcan a los mismos partidos, no puede ser igual lo que digan los aspirantes al Congreso y al Senado que las propuestas de los candidatos a ocupar sillón en la Plaza del Carmen. Excepto en el caso de Luis Salvador, faltaría más, que estará en misa y repicando.

Para mí, de cara a las generales, tres temas son prioritarios: las conducciones de Rules, el acelerador de partículas y la desigualdad creciente y rampante de nuestra sociedad, de la que los cortes de luz y la pobreza energética de la zona norte son una prueba irrefutable.

Voy a aprovechar el fin de semana para leer los programas electorales de los diferentes partidos, a ver qué hay de nuevo y qué hay de viejo. Qué hay de creíble y qué de fantasioso. Qué hay de ilusionante y qué de cansinismo. Eso, y esperar las fotos de los candidatos con vacas, corderos, ovejas y polluelos. ¡A ver cómo salen de la Granada vaciada!

¿Qué les van a pedir ustedes a los candidatos al Congreso y al Senado por Granada? ¿Qué temas son los que van a terminar de decidir su voto, si todavía no lo tienen claro?

Jesús Lens

Entre promesas y negaciones

Sé que debería hacer un estudio más serio y riguroso, pero no quiero que me acusen de meterle cocina a las peregrinas líneas que se aprestan ustedes a leer.

Ha arrancado la campaña electoral y, les hablo de memoria y sin tirar de Google; percibo dos tendencias bien diferenciadas entre unos y otros partidos.

PSOE y Adelante Andalucía le han escrito su carta a los Reyes Magos y traen ideas y propuestas de gobierno. Las promesas electorales de toda la vida. Del PSOE recuerdo cosillas en educación -más docentes para que baje la ratio entre alumnado y profesorado y más libros gratis- y también que va a mirar la ampliación del Metro en Granada y algo de las zonas rurales.

Adelante Andalucía está por la energía verde y la protección del medio ambiente por la zona de Doñana y ha defendido que Granada debe ser la gran abanderada de la ciencia en Andalucía.

Sin embargo, cuando pienso en las propuestas del PP y de Cs, solo se me vienen a la cabeza sus promesas de no dejar gobernar a Susana Díaz. Y tampoco consigo sacarme la imagen de Moreno Bonilla y Casado en el McDonalds.

Estoy seguro de que algo más habrán dicho. Sobre la corrupción, por supuesto. Y sobre la hispana españolidad andaluza. Pero, ¿alguna propuesta constructiva y concreta para nuestro futuro inmediato? No caigo… Ya les digo: sé que debería esforzarme más, pero ahora mismo, mi percepción es esa.

Aunque, bien pensado y dado que procuro leer cuatro periódicos al día, ¿no debería fiarme de mis percepciones? A ver si es que, efectivamente, son dos formas diferentes de afrontar la campaña y, mientras las izquierdas salen a defender el resultado a través de las clásicas promesas electorales; las derechas y los liberales afrontan el choque pensando más en desbaratar el juego del adversario que en desplegar el suyo propio.

Prometo estar más atento en los próximos días. Y anotar y analizar las propuestas tangibles de los diferentes partidos. Ojo. No me vuelto cándido, inocente y crédulo. No me voy a tragar acríticamente una ración de promesas electorales detrás de otra. Pero sí quiero constatar si unos tienen un discurso más constructivista -aunque no me crea ni la mitad de la mitad de sus propuestas- y los otros están más pendientes de bloquear, obstruir, enredar, negar y retranquear.

Jesús Lens