Mi hermano y yo hemos pasado el Día de Andalucía practicando una de nuestras actividades agrícolas favoritas: cortar mamones. O chupones, como ustedes prefieran. La mañana de ayer viernes, nuevamente soleada, templada y primaveral, nos permitió entregarnos a tan podadora y purificadora tarea.
De nuestros padres recibimos, además de una gran biblioteca y la mejor educación, un puñado de olivos a los que, la verdad sea dicha, no les prestamos la atención que requieren y demandan. De ahí que, cuando fuimos a recoger sus aceitunas hace unas semanas, nos los encontramos vacíos y despojados de su fruto.
Nuestra primera reacción fue quejarnos de que nos habían robado la cosecha. “Esto nos pasa por haber tardado tanto en venir. Fijo que nos la ha escamoteado algún listillo”. Lo cierto es que no había signo alguno de latrocinio. Aunque nos doliera reconocerlo, nuestros olivos no han dado aceitunas este año. Y punto. ¿Caería alguna helada a destiempo que arruinara la flor, la pasada primavera? O, más probablemente, la culpa haya sido de nuestra desidia y abandono.
De ahí que, sin darle muchas más vueltas a la cuestión, nos hayamos propuesto poner los olivos nuevamente en producción. Para ello, lo primero era cortarles los mamones. O los chupones, vuelvo a insistir. Los mamones son unos brotes verdes que le salen al tronco del árbol que, sin aportarle nada, le restan fuerza y energía. La que después necesitarán para dar fruto. Cuando los olivos tienen muchos mamones, sobre todo si son gordos; es complicado que puedan dar una buena cosecha.
Tijeras de podar en mano, nos hemos empleado a fondo con los mamones, dejando los olivos limpios y ‘espercojaos’. El siguiente paso será el de abonado, sulfatado y riego. Quitar las malas hierbas del pie de los árboles y preparar unas pozas para que les aproveche el agua. Y estar atentos al calendario: el cobre, el repilo y demás.
Pero lo primero y más urgente, como les decía, era arrancar los mamones que, como los parásitos, le chupan la fuerza vital a los árboles, dejándolos arruinados e inservibles. Fue un productivo Día de Andalucía, por tanto.
Jesús Lens