Me gusta, al terminar una carrera, que los corredores sean agasajados con productos de la tierra, sobre todo, si son naturales. Como los espárragos de Huétor. O los Melocotones de Guadix.
Antes de estas carreras, siempre me gusta bromear sobre ello: los ganaremos con el sudor de nuestra frente.
¡Sobre todo en Guadix, cuya Media Maratón es durísima, pero fascinante! ¿Por qué será que las carreras que más me gustan son siempre las más duras y complicadas? Como la exigente Órgiva-Lanjarón-Órgiva. O la rompepiernas Carrera de las Dos Colinas.
Siempre se lo digo a mi Cuate, accitano de bien: ¿cómo es posible que, en 21 kilómetros, no haya un recto, llano o sin pendiente? Él se ríe. Pero uno de esos años conseguiré que corra esta carrera y ya veremos quién se ríe 😉
Un día excelente, un recorrido precioso y un puñado de kilómetros por recorrer. Al final, casi 21,5. Unos 300 metros más de una Media Maratón. Pero, en realidad, da igual. Nadie viene a correr a Guadix para hacer marca. Es imposible. Lo confirman dos máquinas de correr como el Trotanoches y compañero de trabajo Fernando Arco y el Hombre que Siempre Sonríe, Txomin. Es una carrera para terminarla, para curtirse. Para llevarse buenas sensaciones.
Y así ha sido. Llegamos a línea de salida con el tiempo justo, como es habitual, después de habernos quitado un buen peso de encima, por otra parte. La Gacela iba con hambre. Lo negaba. Lo dudaba. Pero su resultado final y su presencia en el pódium así lo atestiguan: 1h 42m y algún segundo. Sencillamente… ¡BRUTAL!
Yo, que hice 1h 47m y 48s, estoy tan contento como destrozado. Me duelen desde las uñas de los pies hasta la nuca, con paradas especiales en estaciones especialmente dañadas como las piernas y la espalda.
Jodido, pero contento. (AQUÍ, que cada cuál mire sus tiempos)
He llegado el 360 de unos 800 atletas que tomaron la salida. El 77 de mi categoría.
Bien.
Y si pensamos que, hace dos meses, a mi vuelta de Semana Negra, estaba en los 100 kilos, muy bien. El verano de entrenamientos ha rendido.
No creo que pueda volver a mi estado de forma de hace cuatro años, cuando hice mis mejores marcas. En realidad, da igual.
La recompensa, hoy, es estar aquí contando la carrera de esta mañana. Partido y acalambrado. Pero orgulloso y contento. ¡Y admirado por la carrera de esa Gacela a la que ví alejarse en los primeros metros de la carrera y a la que no volví a tener delante hasta que, en la meta, me esperaba con una cerveza en la mano!
¡Y ya había recogido su Bolsa, la tía salvaje!
¿Lo hemos dicho ya? BRUTAL.
Me dio mucha alegría chocar los cinco con Víctor, que ya iba de vuelta cuando yo aun subía hacia la maravillosa Catedral de Guádix, antes de entrar en esa preciosa plaza porticada donde estaba la meta. Y me dio mucha rabia no ver a mi Alter, que me adelantó allá por el kilómetro 11 y al que no fui capaz de encontrar en la meta.
Mención aparte merece la extraordinaria organización de la carrera. Modélica. Agua en los sitios preciosos y, al llegar, ningún atasco o problema para recoger la Bolsa, en la que nos esperaba una camiseta técnica de lo más cómoda. Una XL, en mi caso, que es efectivamente grande.
No quise marcharme de la muy Noble y Dolorosa Ciudad de Guadix sin saludar a Pablo, el responsable de deportes de Diputación que está haciendo un magnífico trabajo con este Circuito, mejorando la participación en cada carrera en un 20% aproximadamente, con lo que ello supone como reto organizativo.
Nos hubiera gustado quedarnos por la zona, como hemos otras veces, comiendo cordero y bebiendo las más que merecidas Alhambras Especiales. Pero África nos esperaba esta tarde, también.
Así que, sintiendo aun el asfalto de las carreteras accitanas y quemados por el sol, partimos hacia Sudáfrica, para conocer la historia de Steve Biko.
Eso sí, esta noche, un par de buenos melocotones caerán en la cena. Unos melocotones ganados con el sudor de nuestra frente, la tensión de los músculos y la fuerza de voluntad que siempre se requiere para terminar una carrera tan dura como esta.
¡Hasta el año que viene!
Y, entretanto… ¡Seguimos!
Jesús melocotones Lens