La subida a la Torre del Homenaje del Castillo de Santiago, en Sanlúcar de Barrameda, es larga y procelosa. Son ciento y pico escalones que, cada poco, permiten hacer un alto en el camino y asomarse a la biblioteca y a las llamadas Salas de los Mapas, con reproducciones de decenas de atlas históricos de diversas épocas y procedencias.
En muchos de ellos, los focalizados en el sur de España, se aprecian nítidamente las fronteras entre la llamada Andalusía y el mítico y mitificado Reyno de Granada, tan anhelado por los regionalistas de la Andalucía Oriental. Les confieso que, al leer lo de Reyno de Granada, unas veces pensaba en ‘Juego de Tronos’ y, otras, en un campo de fútbol. Hasta ahí llega mi capacidad para evocar naciones imaginarias.
Durante años y años, el PP granadino hizo suyo lo de “Sevilla nos roba”, mientras su paso por la plaza del Carmen resultaba tan inane como presuntamente delictivo. Era una forma tan sencilla como populista de criticar al PSOE por su gestión centralizada. Paradójicamente, desde que Moreno Bonilla llegó a San Telmo y amparado por Vox el Chiringuitero, en la Alhambra no se pone una grapa sin la previa autorización de Sevilla. Situación de fiscalización extrema y control absoluto extensible al resto de la administración autonómica. Como botón de muestra, el Parque de las Ciencias o la Escuela Andaluza de Salud Pública.
Serían argumentos para sacar pecho y reivindicar lo del Reyno de Granada. Sin embargo, si le echamos una mirada a las inversiones realmente significativas realizadas en la capital en los últimos lustros, tenemos el Metro, el PTS y… y… esto… ¿y…? Y nada más. Dos infraestructuras de la Junta. El resto, promesas y palabrería hueca. Y la LAC, claro. Aquel memorable invento que contribuyó a la ruina del Ayuntamiento gracias a la gestión de Torres Hurtado y su equipo.
¿Reyno de Granada? ¡Claro que sí, guapi! Con el califa Salvador al frente, ¿verdad? Al ritmo que llevamos, cumpliremos dos ciclos de gobierno municipal sin proyecto de ciudad. Ocho años perdidos en peleítas, broncas, amenazas, mociones de censura, chantajes, mayorías imposibles y quítate tú para ponerme yo. Y a los míos.
Bien pensado, lo mismo sí habría que reivindicar el Reyno de Granada, pero con capital en Málaga. ¿Se acuerdan de ‘El mejor alcalde, el rey’, de Lope de Vega? Quizá convendría plantearse que, el mejor alcalde de Granada, Paco de la Torre. Y ya.
Jesús Lens