Ha querido la casualidad, y sobre todo la suerte, que dos buenos amigos, músicos y radicados en Granada, me hayan hecho seguir sus trabajos más recientes. Ambos son buenos amantes del jazz. Y ambos se han currado un par de discos excelentes.
Empiezo por el de factura más clásica, el sensacional “The Funk On Me” de Ferni Córdoba & Rubén Morán, grabado en Nueva York y que cuenta con la participación de Fred Wesley y Darryl Jones. Se trata de una muestra del mejor funk que hoy es posible. Un disco que derrocha negritud por los cuatro costados y que hará las delicias de los buenos aficionados, de aquí y de fuera.
A Rubén lo conozco del Magic, ese garito que, gracias a su empeño personal y a su buen hacer empresarial, se convierte cada miércoles en uno de los mejores clubes de jazz de España, por cuyo escenario ha pasado lo mejor de la escena musical española contemporánea. Un Rubén que, más allá de sus tatuajes y su rompedora estética, se nos ha destapado como un amante del clasicismo y la tradición, tocando el saxo en perfecta sintonía con el resto de vientos de una banda prodigiosa. ¡Ay, Rubén, qué callado te lo tenías!
Y también hay que hablar de DJ Toner y su “Grandmaster Jazz”, un disco compuesto por ocho temas en los que participan algunos de los mejores músicos del jazz actual, desde la vanguardista trompeta del francés Erik Truffaz, el bajo de Francis Posé, la flauta de Jorge Pardo, la trompeta de Eric Sánchez o el saxo de Nardy Castellini.
Y todo ello, entreverado con las mezclas ejecutadas por El Toner. El resultado: un apasionante mestizaje que aúna la modernidad con la tradición, la electrónica con los instrumentos clásicos. Bases que nos recuerdan, también, al trabajo de Gotan Project, por ejemplo.
Rubén Morán y DJ Toner, dos ejemplos de gente que crea en Granada. Aunque el primero haya grabado su disco en Nueva York. Gente que hace lo que quiere, fuera de los circuitos tradicionales y de las camarillas habituales. Tipos con criterio que pasan de modas, ayudas y subvenciones. Gente emprendedora que trabaja en la hostelería, que se deja la piel en los escenarios para, después, darse el lujazo de grabar la música que más les gusta. ¡Por amor al arte!
Jesús Lens