Cozy Noir: lo más acogedor del género

De entre las mil y una etiquetas acuñadas para clasificar las distintas modalidades de novelas negro-criminales que se publican cada año, hay una que comenzó por sorprenderme, pero a la que en estos días de vuelta a la (a)normalidad, tan amenazada de padecimientos y zozobras, le he tomado mucho cariño: ‘Cozy Noir’. 

La traducción más certera que he encontrado del término es ‘Noir Acogedor’. Una trama detectivesca protagonizada por personajes originales en un entorno agradable y encantador. Hay sangre, faltaría más, pero también humor. Y buen rollo. Comunidades pequeñas y pintorescas en las que pasan cositas; tipo un asesinato o dos, pero en plan guay. No sé si me explico…

Les recomiendo dos novelas que no sé si sus autoras definirían como ‘Cozy Noir’, pero que a mí me han encantado. Novelas en las que me gustaría pasar un mes de vacaciones. A las que me plantearía retirarme, incluso, llegado el caso. 

La primera es ‘Muerte en Santa Rita’, de la maravillosa, incombustible e imprescindible Elia Barceló, publicada por Roca Editorial y presentada en la Feria del Libro de Granada en una deliciosa conversación conducida por nuestro compañero José Antonio Muñoz. ¿Les suena a título de novela de Agata Christie? Pues no es casualidad. 

Tras escribir ‘La noche de plata’, una novela negra como la pez, muy dura, que fue mi Novela del Año 2020 como contaba AQUÍ, Barceló quiso cambiar de registro y embarcarse en una escritura más alegre y colorista. Dejó atrás el frío centroeuropeo y se centró en una especie de comuna mediterránea nada hippy, Santa Rita, con sus buganvillas y otras plantas y flores. “Era un cuarto envolvente, atemporal, como el interior de un pisapapeles de cristal veneciano, como una burbuja hecha de tiempo, de palabras y de amor”. Así describe Elia una de las habitaciones de esa casona que acoge a personas tan diferentes como complementarias, donde viven en una agradable armonía. Con sus acordes y desacuerdos, pero francamente bien. Hasta que…

Como no les quiero arruinar el placer del descubrimiento, entren libremente en Santa Rita. Entren por su propia voluntad y dejen al menos tanta felicidad como encuentren allí. Disfruten conociendo a Sofía, la creadora del invento. “Hacía tiempo que había descubierto que, a partir de cierta edad, solo hay dos posiciones que una mujer puede adoptar: la invisibilidad o la excentricidad”. Ni que decir tiene, Sofía no ha apostado por la invisibilidad. 

No todos los personajes son majos y encantadores. Hay uno bastante tóxico, por ejemplo, “como una gota de limón en la leche. Da igual cuánta leche haya: consigue agriarla toda”. Y es que si no, no habría caso. Ni tensión. Ni cadáver, qué demonios.

¿Le gustaría pasar una temporada en Buckingham Palace? ¿O en Balmoral? Le aseguro que su majestad la reina Isabel II de Inglaterra es una gran anfitriona, con un humor a prueba de Brexit.

Disfruté como un niño la lectura de ‘El nudo Windsor’, de la escritora S. J. Bennett, como conté AQUÍ, y este verano, un día que se me nubló el ánimo al borde del mar, pensando en lo que se nos venía encima este otoño, me abalancé sobre la segunda entrega de la serie, recién publicada por Salamandra. 

‘Un caso de tres perros’ me devolvió a ese universo tan British hecho de cottages, cuadros de barcos y pubs con mucha madera. Y chimenea. De conversaciones afiladas, dobles sentidos y mucha ironía. Los personajes femeninos tienen todo el protagonismo en una novela que comienza con una mujer muerta que, si en vida no despertaba demasiadas simpatías, como cadáver tampoco provoca grandes tensiones. Hasta que Su Majestad toma cartas en el asunto. De forma discreta. Muy discreta. Pero necesaria. 

Jesús Lens

Granada Noir se abre al mundo

Este año, Granada Noir va a tender puentes literarios con Inglaterra y California gracias a dos conversaciones cibernéticas on line. En una actividad inédita hasta la fecha y de la mano del sello editorial Salamandra Black, el festival patrocinado por Cervezas Alhambra aprovechará las tecnologías popularizadas por el parón de la pandemia para conectar Granada con todo el mundo.

Por un lado, Carlos Zanón, ganador este año del Premio Granada Noir, conversará con Mike Herron, popular autor de thrillers superventas en el Reino Unido, siempre teñidos por un descacharrante humor negro aplicado al mundo de los espías.

Ya les he hablado en otras ocasiones de los ‘caballos lentos’, los miembros del MI5 caídos en desgracia tras alguna cagada monumental, de esas que no se olvidan. Se acaba de publicar ‘Tigres de verdad’, en la que uno de los agentes de la despectivamente llamada Casa de la Ciénaga es secuestrado, lo que obligará a sus compañeros a dar lo mejor de sí mismos para desfacer en entuerto. Sobre todo porque se enfrentan a una situación que podría comprometer su futuro… y el del propio MI5 al completo. ¡Ahí es nada!

La segunda de esas conversaciones cibernéticas tendrá como protagonista a la escritora Laura Lippman, cuya novela ‘Piel quemada’ me ha parecido la más sorprendente y original de las que llevo leídas este año. Ardo por escucharla en conversación con Marta Marne, una de las mejoras lectora negro-criminales de este país. Como les decía, ‘Piel quemada’ es un soplo de aire fresco en ese universo negro y criminal donde tantas veces nos topamos con tramas, ambientes, clichés y personajes clónicos e intercambiables entre sí.

El encuentro ¿casual? de Polly y Adam en un bar de Belleville, una diminuta e ignota población de Delaware, será el desencadenante de la acción. Ambos están más o menos de paso, pero los dos terminan por quedarse. Lo que es bien raro: de Belleville, cualquier persona con una mínima inquietud vital trata de salir por patas. ¿Por qué permanecen allí esa pelirroja fría como el hielo y ese tipo desubicado al que nada retiene en semejante villorrio?

Secretos y mentiras, encuentros y desencuentros, huidas y persecuciones —no en el sentido hollywoodiense de la palabra, precisamente— están en la base de una novela en la que Polly Costello se convierte en uno de los personajes más interesantes del noir reciente.

Polly podría ser una enigmática heroína del siglo pasado con los rasgos de Barbara Stanwyck o Gloria Grahame. Adam podría ser el Robert Mitchum de ‘Retorno al pasado’ y Belleville, el poblacho en cuya gasolinera trabajaba el Burt Lancaster de ‘Forajidos’.

Laura Lippman
Credit: Lesley Unruh

Pero como les decía, partiendo de los grandes clásicos, Laura Lippman ha escrito una novela radicalmente contemporánea que se sale de los cánones al uso, que desborda los límites habituales del género. Su experiencia como periodista en Baltimore y su saga protagonizada por una reportera metida a detective desembocan en esta ‘Piel quemada’, una obra de madurez en la que el factor humano está muy por encima de cualquier otro elemento. Y eso que la trama tiene varios giros de guion de los que descolocan al lector.

La semana que viene llega la séptima edición de Granada Noir, que será presencial. Pero también aprovecha las ventajas de esa tecnología con la que nos hemos familiarizado estos meses y para conversar con algunos de los autores extranjeros más importantes del momento de una forma sencilla, asequible y sostenible.

Escuchar el resultado de las conversaciones entre Mike Herron con Carlos Zanón y Laura Lippman con Marta Marne será un lujazo para Granada Noir y sus seguidores, allá donde se encuentren.

Jesús Lens

1794: segundas partes que sí son buenas

Cuando comencé la lectura de ‘1794’ abrigaba mis dudas. Me había gustado tanto su predecesora, ‘1793’, (leer AQUÍ) y había dejado a los personajes tan al límite, que no podía imaginar cómo afrontaría el autor una continuación que estuviera a la altura. Pero lo está.

La novela comienza con un personaje del que nada sabíamos. Erik es un joven apocado al que su familia envía a San Bartolomé, colonia de Suecia en el Caribe. Porque Suecia también tiene un pasado colonial. Y, como suele pasar, no es precisamente para presumir o sentirse orgullosos.

Pasar de la gélida Suecia al abrasador calor caribeño es un golpe de efecto con el que Niklas Natt Och Dag, el autor de esta serie de novelas, nos descoloca. Pero su marca de fábrica, su sello, siguen ahí. Porque los olores presiden todas y cada una de las páginas del libro. Y en San Bartolomé huele. Huele tela.

Si ‘1793’ ponía el acento entre la lucha soterrada del antiguo régimen y los aires de revolución que venían de Francia, esta continuación escarba en el pasado colonial de Suecia. Y en las aberraciones que cometieron los antepasados de Niklas Natt Och Dag, descendiente de una familia aristocrática… venida a menos, según confiesa. Venida a muy menos.

No desesperen los amantes del frío nórdico. La acción no tardará en volver a Suecia, donde el inefable Mickel Cardell espera al lector con sus poderosos brazos abiertos. Junto a él, varios secundarios. Uno de ellos, en concreto, es toda una sorpresa.

Como ven, estoy soslayando todo lo referente a la trama. Más que nada porque la clave de la novela está en el trazo de los personajes y en la descripción de los ambientes, en su fisicidad. Por ejemplo, metáforas como esta: “Estocolmo se expande como la podredumbre en la carne infectada”.

Y está la cuestión social, claro. “Usted no tiene ni idea de lo que supone ser mujer: de nosotras solo se espera que olvidemos el raciocinio que Dios nos ha concedido y lo dejemos todo en manos de los hombres mientras nos dedicamos a quehaceres simples y mundanos”. ¿A que, por desgracia, no suena tan lejano? La situación de la mujer, la maternidad y la orfandad están muy presentes.

En ‘1794’ hay violencia, en fin. Y una crítica muy severa al alcoholismo, uno de los pertinaces males que aqueja a la sociedad sueca. Y están los equilibrios de poder y los desequilibrios que provocan.

Una lectura adictiva que, por momentos, tiene páginas en las que la belleza deslumbrante de Estocolmo también se deja ver. “Cardell suelta un gruñido involuntario al contemplar el espectáculo: la vida le ha enseñado a no esperar demasiado de la ciudad entre puentes, y cada vez que ésta lo sorprende con alguna muestra de belleza se siente tan incómodo como si le estuviera tendiendo una emboscada, un ardid zalamero que solo pretende ocultar alguna trampa en la que acabará cayendo”.

‘1794’, publicada por Salamandra, son 500 páginas de literatura de muchos quilates. Es la novela que tenemos entre manos en ‘Adictos al crimen’, Club de Lectura de Granada Noir organizado junto a la librería Picasso. Se puede leer de forma independiente de la anterior, pero les recomiendo que se den el gustazo de devorar ambas, aunque terminen con sensación de pringue, peste y mal olor.

Niklas Natt Och Dag es un maestro a la hora de transmitir sensaciones a través de su escritura y no hay serie o película con su capacidad para hacerte sentir en mitad de la podredumbre de las ciudades de finales del siglo XVIII. Y por si a alguien le quedaba duda, habrá tercera entrega, por supuesto. Se titulará ‘1795’. ¿Alguien lo dudaba?

Jesús Lens

El archipiélago del perro

Cuando les hablo de libros, cómics o películas en esta columna es porque, más allá de su calidad -requisito sine qua non- resultan significativos por alguna razón que trasciende lo puramente artístico, conectando con la realidad del momento, con la actualidad más candente.

Otro concepto que trato de usar con cuentagotas: imprescindible. Hay títulos -muy pocos- que resultan imprescindibles y que, en determinados momentos, deberían ser de lectura o visionado obligatorios. ‘El archipiélago del perro’, recién publicado por la editorial Salamandra, es uno de ellos.

Philippe Claudel escribe sobre el inmenso e inabarcable drama de la inmigración a través de ese estilo suyo, tan personal y característico. Utiliza los resortes del noir para contar historias de corte mítico y legendario, como si de un clásico griego se tratara que, en vez de vestir una toga inmaculadamente limpia, la llevara bien negra.

—‘¿Y a quién le importa la verdad, señor Maestro? ¡La verdad se la trae floja a todo el mundo!’

Así habla uno de los personajes de la novela. Personajes sin nombre, solo arquetipos. Como la Vieja o el Alcalde. Personajes que se enfrentan a un dilema: qué hacer con los cuerpos de tres personas ahogadas. Tres personas de color. Tres inmigrantes muertos.

La novela transcurre en una isla volcánica situada en mitad del Mediterráneo, entre África y Europa y la acción se desarrolla en un tiempo indefinido. Lo mismo puede ser ahora que hace cientos de años. Porque la situación que plantea Claudel se repite cíclicamente, como el mito de Sísifo.

¿Qué hacer con esos tres cuerpos, cuando la isla está a la espera de recibir una fuerte inversión para construir un complejo termal? ¿No asustará a los inversores el revuelo mediático que se armará en torno a los ahogados?

A medida que lean ustedes ‘El archipiélago del perro’ se irán enfrentando a las contradicciones que todos llevamos dentro, igual que nos ocurría al ver ‘Un enemigo del pueblo’, la obra de teatro de Ibsen, o la mismísima ‘Tiburón’ de Spielberg.

Si la primera parte de la novela mantiene intriga y tensión, el último cuarto atesora imágenes de tanta fuerza que tienes la sensación de que la pulpa de papel se deshace en tus manos. Lo dicho: imprescindible.

Jesús Lens