Confieso que las últimas veces que he ido al Salón del Cómic, en Fermasa, me he sentido más extraño que Rajoy en una comparecencia ante los medios de comunicación y más desubicado que Pedro Sánchez de visita en la Moncloa. Y de ello hablo en mi artículo de hoy sábado, en IDEAL.
Me gustan los tebeos. Pero cuando iba al Salón, estaba más pendiente de que no me rebanaran la cabeza con una katana, metafóricamente hablando, que de hojear los cómics de los stands. Más atento a las hordas de zombis que a las charlas y presentaciones.
Por eso me alegro tanto de que esta edición del Salón del Cómic se haya dividido en dos y, tras la primera parte, celebrada hace unas semanas en la Feria de Muestras, repleta de juegos y cosplay, llegue una segunda parte más reposada, dedicada específicamente a los tebeos.
Y, sobre todo, me parece esencial que los tebeos florezcan, por primavera, en el corazón de Granada, en esa Puerta Real que, en las próximas semanas, albergará decenas de acontecimientos literarios.
Hay que ir al centro y pasarse por las casetas de librerías y editoriales. Y, como mínimo, comprar un tebeo. Pregúntese: ¿hace cuánto que no lee uno? O un cómic, si la palabra tebeo le parece infantil. Que no lo es. En absoluto. Que su origen está en la mítica revista T.B.O. que, durante 81 años, alegró la vida de la gente. Tan popular fue el T.B.O. que el nombre de aquella revista de historietas, publicada entre 1917 y 1998, sirvió para englobar a todo el género.
Pero más allá de la etimología, y dando igual si prefieren ustedes los cómics, los tebeos o las novelas gráficas más densas, largas y profundas; lo importante es que este fin de semana lo dediquemos al noveno arte. Personalmente, me encanta la editorial Astiberri, que tiene su propio stand en Puerta Real. Y, habiendo leído ya a Enrique Bonet y José Luis Munuera, confieso que siento mucha curiosidad por el “Gazpacho agridulce” de Quan Zhou Wu, definida como “una autobiografía chino-andaluza”.
Pero, sobre todo, aprovechen el Salón para curiosear entre las casetas, para mirar y hojear, para asistir a las charlas y presentaciones. Y para recabar firmas y dedicatorias. Que en el mundo del arte secuencial, son especialmente hermosas… y cotizadas. A fin de cuentas, hablamos de auténticos originales de grandes artistas.
Jesús Lens