Hace unos años, acompañada por el ahora concejal Luis González, Concha de Santa de Ana estuvo visitando la colección de arte de CajaGranada. Por aquellos entonces, era diputada en el Congreso. La visita era a título personal. No había convocatoria oficial, cámaras ni prensa y fue una alegría descubrir lo mucho que aquella inquieta ingeniera sabía de arte. Resultó un paseo largo y completo. Y revelador: además de saber, Concha mostraba gran curiosidad e interés, sin parar de preguntar.
En las pasadas elecciones generales, Concha de Santa Ana no renovó su acta de diputada, que iba tercera en las listas del PP. Hace unos días, sin embargo, fue nombrada presidenta del Legado Andalusí, ‘fundación pública de la Junta de Andalucía dedicada a la difusión y preservación de la herencia cultural y artística de Al-Andalus y del papel que Andalucía y España han jugado a lo largo de la historia tanto como puente cultural entre Oriente y Occidente como en las relaciones con los países del mundo árabe, mediterráneo e iberoamericano’, tal y como reza su página web.
Al ver la noticia de su nombramiento, hice un baldío esfuerzo memorístico y, ante el riesgo de hernia neuronal, me fui a la web de la fundación para rastrear sus últimas actividades. Antes de que les haga spoiler: ¿les suena alguna iniciativa reciente del Legado? Por lo que he visto, han terminado una exposición en Almería y tienen otra en cartel, en Orihuela. Hace unos meses participaron en los coloquios sobre la rebelión de los moriscos… y poco más.
Tras los problemas de impago a sus trabajadores, pareció que la situación del Legado Andalusí se normalizaba. Trasladó su sede al Corral del Carbón y salió del radar de las instituciones problemáticas. Desde entonces, permanece en un discreto segundo plano. Discretísimo, incluso.
Ojalá que Concha de Santa Ana le imprima un nuevo impulso a una institución cultural granadina que debió convertirse en actor relevante y que, sin embargo, se ha quedado reducida a un quiero y no puedo, injustamente intrascendente.
Jesús Lens