Que soy feliz viajando, ya lo saben ustedes. Que cada vez disfruto más de los periplos de interior, cercanos y por paisajes familiares, también. Alejarse del entorno, aunque sea durante tres días, es esencial para oxigenarse y desintoxicarse (pronunciar con el acento de Superratón): tomar distancias nos permite tener una visión de conjunto a la vez que nos hace relativizar las cosas de casa.
El pasado lunes, por ejemplo, andaba por Murcia tras disfrutar de las bondades de Cartagena. Después de un paseo por la Catedral y sus alrededores y de hacer un alto para comprar unas salazones, visitamos el Casino, un monumental edificio recientemente restaurado que nos conecta con los tiempos de los ateneos, los círculos culturales y las asociaciones de amigos del país; cuando internet sólo era una fantasía y la sociedad civil se reunía con afecto, calidez y frecuencia.
Me encantó la sala árabe, un pastiche entre lo kistch y lo naif que, sin embargo, rebosa de encanto. Como la biblioteca inglesa o la sala de esgrima. ¡Qué lujazo! En los más amplios sentidos de la expresión.
Pero lo mejor de todo fue el Museo Salzillo. Les confieso que lo visité con un cierto escepticismo, que la imaginería religiosa y la iconografía de Semana Santa no son dos de mis pasiones, precisamente. Sin embargo, y al margen de los pasos del Viernes Santo murciano, aluciné con sus dos belenes.
Además del exuberante Belén del propio Salzillo, salvado de ser vendido por piezas gracias a una suscripción popular y al propio ayuntamiento de Murcia, resulta obligatorio visitar el monumental Belén Napolitano reunido por los hermanos García de Castro, compuesto por 600 piezas fabricadas en el siglo XVIII.
Se trata de un Belén eminentemente laico y de carácter popular, narrativo, protagonizado por decenas y decenas de personajes de la calle, representantes de oficios varios de la propia Nápoles de aquellos años.
Pero si no tienen previsto ir a Murcia próximamente, no se preocupen: CajaGranada Fundación y Bankia ya se están preparando para armar el Belén en el centro de exposiciones de Puerta Real, dentro de unas semanas.
Jesús Lens