Permítanme el apropiacionismo desde el principio. Hablemos de nuestro Sergio García, flamante Premio Nacional de Ilustración 2022 que tiene en cartel una prodigiosa exposición en el Hospital Real, comisariada por Ricardo Anguita. ¿La han visto? Es alucinante, en el sentido literal del término. Fantástica, deslumbrante, estupefaciente, imponente y mareante. Y me quedo corto.
Sigo a Sergio desde hace años. Había flipado con aquel despiporre de ‘Viñetas desbordadas’ en el Centro Guerrero y caí a sus pies con la pieza central de ‘Rueda de reconocimiento. Huellas del noir en el cómic granadino’, desmadejada sobre el suelo de La Madraza en aquella exposición que produjimos al alimón entre la UGR y Granada Noir.
Aun así, por mucho que hayas visto su obra en directo o a través de las redes, no estás preparado para esa salvajada que es ‘En línea’, la magna retrospectiva de la obra de Sergio García. Si todavía no la han visto, ya tardan en soltar el periódico o apagar el móvil para salir corriendo camino del Hospital Real.
Cuando ustedes se sitúen frente a ‘Guerra’, una de las piezas centrales de la muestra, tienen varias opciones. Echarle un vistazo rápido y general, o concentrarse en cada uno de los 33 paneles que conforman una majestuosa obra del tamaño del ‘Guernica’ de Picasso. Cuenta una historia conformada por otras mil y una microhistorias. Y ahí están desde las figuras inequívocamente picassianas al Saturno que devora a sus hijos, entre otras muchas referencias históricas, literarias y culturales.
Si van con tiempo, miren el vídeo. Comenta Sergio que si en algo le insiste a su alumnado de Bellas Artes es en que amplíen lo máximo posible su espectro cultural. Cuanto más sepan de diferentes disciplinas, más se enriquecerá su obra. Eso, y que no le cuenten películas. Si una imagen no se explica por sí misma y necesita de un abigarrado discurso para hacerse comprensible, es que no funciona.
Coincide con lo que me decía Diego Guerrero, el biestrellado cocinero Michelin que el pasado jueves recibía el Premio Luis Oruezábal en Chikito: quiere hacer cine, pero no necesariamente gastronómico. Le gusta impregnarse de otros lenguajes y practicar disciplinas artísticas como el dibujo, la pintura y la fotografía. Todo ello acaba redundando en beneficio de su arte culinario, también.
Y si ven la exposición dedicada a Vicente Escudero en el Centro Lorca descubrirán a un bailarín que enriquecía su arte a partir de disciplinas como la escultura. También dibujaba y su colaboración con otro ‘nuestro’, nuestro Val del Omar, deparó ‘Fuego en Castilla’, una película mítica, mística e igualmente estupefaciente. ¡Vivan el mestizaje cultural y el choque creativo entre diferentes disciplinas! Y vuelen a ver la exposición de Sergio. De nada.
Jesús Lens