Les confieso que, sobre todo cuando se termina la temporada de baloncesto, hay meses en que me planteo darme de baja de Movistar +. Es muy cara. Entonces me acuerdo de series de producción propia tan estupendas como ‘La peste’, la muy reciente ‘El hijo zurdo’ o ‘La unidad’ y se me pasan las ganas de entonar el adiós con el corazón.
Hace ahora tres años saludábamos con alegría y alborozo la llegada a la parrilla de la primera temporada de ‘La unidad’. Así arrancaba aquella reseña: “Una sola temporada de seis episodios ha bastado para que la miniserie ‘La unidad’, recién estrenada en la plataforma de Movistar +, se haya convertido en obra referencial del noir televisivo español. Hablamos de una serie policíaca sobre una unidad especializada en la lucha contra el terrorismo yihadista, radicada en la Comisaría General de Información. Una serie que transmite verismo y autenticidad: desde el primer momento te crees lo que pasa en pantalla. Realismo. Es la piedra angular sobre la que se proyecta ‘La unidad’. Realismo en las tramas, en los personajes y en la ambientación”. (Leer el resto AQUÍ).
Y poníamos otros dos títulos como referencia: ‘Oficina de infiltrados’ y ‘Homeland’. ¡Casi nada al aparato! En 2022 llegó la segunda temporada de la serie creada por Dani de la Torre y Alberto Marini, igualmente espectacular y, para más inri, con una inquietante rama de la trama rodada y radicada en Granada. (Leer AQUÍ aquella reseña).
Y llegó la tercera temporada. Y nos sorprendió a todos ya que la acción transcurre íntegramente en Afganistán, durante los cuatro días que precedieron la caída de Kabul en manos de los talibanes y el puente aéreo que sacó a miles de personas del país… dejando a muchos millones de afganos, y sobre todo de afganas, abandonadas a su suerte.
La apuesta es valiente y los resultados, rotundos. Una maravilla. En estos días de tanto ajetreo, cada vez que podía sacar una hora de tiempo, me enchufaba uno de los seis episodios de la temporada. Y no les digo nada del shock, de la conmoción, del segundo capítulo. Porque si algo nos enseñaron series como la mítica ‘24’ o las anteriormente citadas es que cualquier personaje puede morir en cualquier momento. Menos Bauer. Jack Bauer no. Pero los demás… Da lo mismo lo mejor o peor que nos caigan y su peso en la historia: si apareces en ‘La unidad’ puedes morir. Eso es así. Argumentalmente hablando, entiéndase.
Permítanme que destaque el excepcional trabajo de la actriz Shabnam Rahimi, cuya historia personal es alucinante: campeona de boxeo en su Afganistán natal, donde aprendió a boxear para defenderse del acoso sistemático de los hombres, salió del país con 21 años. Vino a España para el estreno de un documental, ‘Boxing for Freedom’ —ya ardo por verlo en Filmin— y se quedó con su hermana, con el apoyo de Juan Antonio Moreno Amador y Silvia Venegas, autores de la cinta.
Como es marca de la casa, en esta tercera temporada de ‘La unidad’, la ficción cabalga a lomos de la realidad. Y el ritmo. Atención al ritmo que le imprimen De la Torre y Marini a todo lo que pasa en pantalla. Si quieren saber lo que es un comienzo ‘in medias res’ de manual, vean el primer capítulo de la temporada. No hay tiempos muertos. No hay pausas innecesarias. Hay tensión, nervio y… ¿hemos dicho ya lo del ritmo?
He oído que con esta temporada se termina ‘La unidad’. Seguramente habré oído mal. No tendría sentido. Por cierto que el papel del ejército español es igualmente relevante en la trama de una de esas series que llevan el marchamo de IMPRESCINDIBLE. ¡No se la pierdan!
Jesús Lens