Tras una semana de películas raritas, 😉 de las que programan en Cines del Sur, cine moroso, tranquilo, de bajo presupuesto, repleto de emociones a flor de piel, con especial predilección por mostrar el rostro más humano de las personas… decido quitarme el mono de ruido y furia pirotécnica yanqui y me las piro a ver un blockbuster: «Terminator salvation».
Reconozco que yo quería ir a los dibujos animados de Coraline, con las gafitas 3D, pero llegué tarde al cine. Y la única opción medio válida era la de Terminator. Y allá que me fui.
Y… bueno. Aunque a mi amigo Frankie le gustó bastante, yo bostecé tres o cuatro veces y me removí, inquieto, en mi asiento, más de lo que me hubiera gustado. Vaya por delante que no había visto la tercera entrega de la saga, pero es que el actorzuelo que interpretaba a John Connor conseguía ponerme de los nervios. Mira que el «Terminator II» de James Cameron estaba bien, pero me pasé toda la peli suspirando porque el bueno de Arnie le pegara un tiro al capullo del niño.
En este caso, el niño ha crecido y el gran héroe de la resistencia contra las máquinas tiene, ahora, el rostro de Christian Bale, uno de los caretos más populares de los últimos años, Batman incluido.
Es un buen Connor, éste. Al principio de la película, con el planteamiento de la historia, estaba un poco perdido. No sabía quién era el morlaco al que iban a ejecutar ni su papel en la trama. Pero tampoco estamos ante una película de arte y ensayo y, dando por bueno el imposible juego espacio temporal que ya planteó la primera entrega de la saga, me dejé seducir por el despliegue de F/X, robots, máquinas voladoras, motos de diseño y demás elementos tecnológicos que, aparentemente basados en el éxito de «Transformers», se convierten en los auténticos protagonistas de la historia.
¡Con lo discreta que era la primera entrega de la saga, en ese sentido! Más una película de corte negro y criminal que de Ciencia Ficción, con Arnie como uno de los malos más malos de la historia del cine. Los productores deben haber pensado, como ocurriera con la cuarta entrega de Alien, que tras ocultar a las máquinas lo más posible, dándoles un amenazante aspecto humano, había llegado la hora de que lucieran más bonicas que un San Luis, otorgándoles todo el protagonismo en esta cuarta parte de la saga.
Y así fue pasando el rato, entre persecuciones, tiros, disparos, explosiones y amenazas apocalípticas. Sin grandes sobresaltos, sin grandes emociones. Pero sin aburrimientos excesivos o graves hartazgos ni empachos. Sencillamente… la guerra contra las máquinas continúa.
Valoración: 5
Lo mejor: La aparición de Arnie. Colosal.
Lo peor: La total y absoluta ausencia de sorpresas en la trama, tan previsible como compacta.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.