Hoy no estaba yo para cuentos y, esta mañana, te pedía a ti que contaras. Que era todo oídos, como decía con ESTA ilustrativa foto. Pero abro Internet y me ecuentro con ESTA triste noticia: ha muerto Claude Chabrol, un tipo que, cuando tenía los setenta años bien cumplidos, filmaba películas de una radicalidad increíble, en los tiempos que corren.
Hablaba el otro día con el inquieto e incansable Jerónimo Páez, precisamente, sobre el trabajo de los cineastas veteranos, sobre qué hacen con sus carreras y con sus vidas. Y lo hacía justo el día en que había estado trabajando en una posible programación de cine basada en «El valor de la experiencia»: Huston, Kurosawa, Eastwood, Newman, Hepburn, Fernán Gómez… gente de cine que, también al final, seguían en la brecha, más lúcidos, libres y libertarios que nunca.
En el Festival de Venecia, recién terminado, un Monte Hellman ajeno a Hollywood ha presentado su última y más que prometedora película: «The road to nowhere», un título lo suficientemente explícito y atractivo como para esperar, con ansia, su nada previsible estreno en las salas de cine. Venecia. Desde la que nos han llegado las mejores noticias, con un doble premio a Álex de la Iglesia, en su calidad de guionista y director de una película profundamente personal, íntima y a contracorriente: «Balada triste de trompeta», saludada por Carlos Boyero con ESTA reseña: «Álex de la Iglesia arriesga y gana».
Luces y sombras, este domingo en que no cuento nada, esperando que seas tú el que nos cuente, pero en el que empiezo a barruntar la posibilidad de iniciar un nuevo trabajo literario-cinematográfico, ahora que ESTE «Café-Bar Cinema» empieza a estar felizmente encarrilado.
Jesús Lens, pensando de aquí en adelante.