No dejo de pensar en metáforas, estas semanas. A mí, lo del apretón —de manos— metafórico entre Sebastián Pérez y Luis Salvador me ha trastocado. Así, cuando he visto el vídeo de un individuo vestido de negro y con el rostro cubierto por un pasamontañas, tratando de pegarle fuego a una bandera de la UE, me he vuelto a poner poético.
El protagonista es un jovenzuelo británico que enarbola un mechero, coge la bandera azul con estrellas amarillas de la Unión Europea y trata de incendiarla. Infructuosamente. No prende ni una miserable llamita. Nada. El tío se empeña en su cruzada flamígera, pero no hay manera. La bandera está fabricada con material ignífugo, a prueba de niñatos, locos e iluminados con ganas de hacer una gracieta.
Me gustaría pensar que la Unión Europea y, por extensión, las instituciones de los estados que la componen, también son ignífugos, a prueba de pirómanos inconscientes armados con una antorcha. Lo estamos viendo estos días, en Gran Bretaña, con la pugna entre Boris Johnson y el Parlamento, un duelo de alto voltaje más apasionante que la prórroga de una hipotética final del Mundial de baloncesto entre España y Estados Unidos.
Ver arder cualquier cosa siempre resulta espectacular. Y lo espectacular siempre es más excitante que la plomiza realidad. Sin embargo, la esencia de la vida, lo que nos permite seguir adelante con nuestro día a día, es la denostada cotidianeidad, supuestamente gris y aburrida.
Llegados a este punto, es necesario recordar la célebre maldición de la ancestral sabiduría china: te deseo que vivas tiempos interesantes. Con la espada de Damocles del Brexit pendiendo sobre nuestras cabezas y la economía alemana gripada, el futuro nos amenaza con una nueva recesión y los economistas vuelven a hablar de Crisis, con mayúscula. Interesante, sí. Pero jodido. Muy jodido.
Mi capacidad de atisbar un futuro que vaya más allá del próximo octubre está muy limitada, lo reconozco. Ahora sólo pienso en convertir la bendita normalidad de la vuelta al cole en algo alegre, divertido, creativo y gozoso. Lo demás, ya llegará.
Jesús Lens