¡Pedazo de Nobel!

Al de Economía, me refiero. Que el de Literatura a Ishiguro me dejó mal cuerpo: yo lo leía cuando era joven… pero él todavía no era mayor. Y eso de que los Nobel se les empiecen a dar a gente cercana, generacionalmente hablando, da miedo. Mucho miedo.

Por eso prefiero hablar de Richard H. Thaler, un sesudo profesor estadounidense de 72 años que da clases en la Universidad de Chicago y que ha sido galardonado con el Nobel de Economía por su contribución a la economía del comportamiento. O sea, a sus estudios sobre por qué, cuando compramos, lo hacemos como lo hacemos. La psicología aplicada al mundo del parné, en dos palabras.

 

Todo lo que estoy leyendo sobre Thaler y su trabajo me parece apasionante. Especialmente lo complicado que nos resulta, como consumidores, tener una visión de conjunto sobre nuestra economía y nuestras finanzas personales, dejándonos influir por el cortoplacismo y el impulso, tomando decisiones muy cuestionables desde un punto de vista racional.

 

Les he hablado más de una vez de tipos tan interesantes como Tim Harford y su obra “El economista camuflado”, maravillado por esa joya titulada “El poder del desorden para transformar nuestra vida”, un libro esencial para la gente que, como yo, en el caos nos encontramos mejor. (Lean AQUÍ, por ejemplo)

El nuevo Nobel de Economía también está especializado en trabajar sobre casos concretos de la vida cotidiana: ¿por qué nos fijamos tanto en el porcentaje de la rebaja, cuando encontramos una supuesta oferta, y no nos preguntamos por cuál es la cantidad efectivamente rebajada?

 

Y luego está la joya de la corona de su trayectoria intelectual: el llamado “efecto propiedad” que nos hace valorar mucho más aquello que poseemos que las cosas que no son de nuestra propiedad. Que así dicho parece una obviedad, pero no lo es. Porque el “efecto propiedad” nos lleva a sentir mucho más intensamente la pérdida de algo que una ganancia por idéntico importe o cantidad.

Thaler también trabaja sobre otro aspecto esencial de la economía: la toma de decisiones económicas basadas en lo que creemos que es justo, más allá de nuestros propios y directos beneficios personales. Un tema sobre el que habría mucho que reflexionar. Y comentar. Que la cuestión de los boicots a productos, bienes y servicios procedentes de según qué países, personas y circunstancias tiene mucho que ver con ello.

 

Jesús Lens