Tomarse la vida en serie

Desde ya me declaro de Iberseries y muy de Iberseries, el nuevo festival que se celebrará en Granada a partir del 2020, con las ficciones televisivas como grandes protagonistas del certamen.

Lean, lean AQUÍ la crónica de José Enrique Cabrero para conocer en profundidad qué es Iberseries. Como les digo, ya me he rendido al festival y estoy loco por saber qué estrenos nos traerá y a qué showrunners tendremos la ocasión de conocer de cerca.

Confieso que paso más horas viendo series que películas, por mucho que este año me suscribiera a Filmin con el firme propósito de recuperar tiempo para el cine clásico y de autor. Aunque he visto series desde tiempos inmemoriales, de las clásicas de dibujos, cuando éramos chaveas, a ‘Canción triste de Hill Street’ y ‘La ley de Los Ángeles’; hay dos hitos esenciales que hicieron que me tomara la vida definitivamente en serie.

Uno fue ‘Twin Peaks’, con aquellos jueves por la noche en los que las calles quedaban vacías, todo el mundo pendiente de saber quién —y por qué— mató a Laura Palmer.

El otro, en una Semana Negra de Gijón, cuando tuve la ocasión de conocer a Dennis Lehane. Vino a España a presentar una novela, pero dedicó un buen rato a explicar cómo se cocían los guiones de ‘The Wire’. Nos habló de aquella sala de guionistas en la que se encerraba con David Simon, Richard Price, Ed Burns y George Pelecanos y de la que sólo salían cuando todos habían dado el ‘sí quiero’ de forma unánime a un libreto convertido en quintaesencia del mejor género negro y criminal.

Me gustan las series. Las buenas, claro. No necesito que sean obras maestras, pero cada vez soy más exigente, impaciente… e infiel: como el primer episodio no me diga nada, no le doy una segunda oportunidad. Como las nuevas temporadas me parezcan chiclosas, estiradas de más, paso de ellas, les pongo los cuernos y me voy con otra.

Un acierto, Iberseries. El mercado de la ficción televisiva hablada en español es cada vez más amplio y potente y, por una vez, Granada se sitúa a la vanguardia del audiovisual con más proyección de futuro. Enhorabuena a los responsables.

Jesús Lens

Juan García Montero: el spin-off

Para quienes nos tomamos la Vida en Serie, el anuncio del spin-off de alguna de nuestras series favoritas de televisión se convierte, a la vez, en una ventana abierta a la esperanza… y en una terrible amenaza. Y así comienza mi columna de hoy, en IDEAL.

En televisión, un spin-off es una serie derivada de otra anterior que eleva al papel de protagonista a un personaje secundario. Ahora mismo hay dos de ellas, muy conocidas: “The Good Fight”, derivada de “The Good Wife”, con Diane Lockhart como personaje principal, sustituyendo a Alicia; y “Better call Saul”, proveniente de la extraordinaria y mítica “Breaking Bad”.

 

Para que una serie funcione bien, el elenco de secundarios es básico. Una película puede sustentarse sobre un personaje principal potente, pero una serie de televisión necesita de secundarios de lujo con los que el espectador se sienta cómodo, dando cancha, juego y respaldo a los protagonistas. En ocasiones, esos secundarios son tan potentes y calan de tal manera en el espectador que aspiran a convertirse en los líderes de su propia serie, una vez finalizada la original.

Lo bueno del spin-off es que permite a los espectadores seguir disfrutando de personajes, situaciones, paisajes, escenarios y diálogos reconocibles, a los que tiene cariño, fidelidad y respeto. El riesgo es que el spin-off no sea capaz de volar solo ni de alcanzar la altura suficiente. Si carece de fuerza y empaque, decepcionará a unos espectadores que no tardarán en desengancharse.

 

El mundo de la política se parece, mucho, al de las series de televisión. Y ahí está Juan García Montero, anterior concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada, convertido en un spin-off de Torres Hurtado, tratando de hacerle competencia a Sebastián Pérez por el liderazgo del PP.

 

El problema para Juan García Montero es que la serie protagonizada por Torres Hurtado todavía no ha finalizado. Terminó una temporada, con su tumultuosa salida del Ayuntamiento tras ser detenido por la UDEF, pero ese final solo fue el comienzo de una nueva tanda de episodios, escritos por guionistas muy diferentes y cuya trama se desarrolla entre juzgados, denuncias e imputaciones.

Muy complicado lo tiene, Juan García Montero: en los spin-off, el espíritu original siempre está muy presente. Y, en este caso, ese espíritu es más una presencia amenazadora y un lastre que una ayuda o apoyo sobre el que alzarse e impulsarse para salir airoso del empeño.

 

Jesús Lens

Pasión por las series

Hace unos días tuve un rifirrafe dialéctico en Facebook. Terminó siendo inocuo, pero lo más curioso es que no vino dado por una cuestión política, social o administrativa, sino… ¡por una serie de televisión! Por “Juego de Tronos”, por supuesto. Y a este asunto, casi tan banal como un partido de fútbol, dedico mi columna de IDEAL de hoy lunes.

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El caso es que, hace ahora una semana, me pasé toda la mañana del lunes sin entrar en las redes sociales, para evitar saber nada sobre el episodio de la semana de GOT, titulado “El Portón”. Aun así, me enteré de que algo gordo había pasado.

Lo primero que hice esa tarde, al llegar a casa, fue ver el capítulo en cuestión. Piensen ustedes lo que quieran, pero reconozco que, en aquel momento, no había nada tan importante como saber de primera mano qué nuevas perturbaciones anidaban en “Juego de Tronos”. Y, nada más terminar de verlo, mientras la palabra del año todavía resonaba en el salón, me lancé como un poseso a las redes. Para comentarlo, por supuesto.

En el lapso de un puñado de horas, el desenlace de “El Portón” se había hecho tan famoso que, si no lo habías visto, te quedabas fuera de buena parte de las conversaciones virtuales del momento. ¡Hasta IKEA, en un alarde de reflejos, aprovechó el tirón para hacer una ingeniosísima publicidad de una sencilla cuña de madera!

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Pero entonces llegaron los reproches. Porque hay personas que pretenden que, hasta que ellas vean una serie, nadie cuente nada sobre su argumento, para no fastidiarles la sorpresa. Gente analógica, de otro tiempo, que no comprende fenómenos como Juego de Tronos, en el que ser el primero en enterarse de lo que pasa en cada capítulo, es un valor añadido… del que hay que presumir y alardear, por supuesto.

Cuando una serie llega a ese punto, es que ha triunfado. Triunfado de verdad. Más allá de los premios, reconocimientos y galardones; el gran éxito de una serie de televisión contemporánea es condicionar la agenda de sus seguidores. Sobre todo, cuando son legión.

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Por supuesto, hay cosas muchísimo más importantes a las que prestar atención en esta vida. Pero quienes nos tomamos la Vida en Serie sabemos que, al final de la semana, cuando repasamos sus momentos más placenteros, siempre acabamos teniendo en cuenta esos estupendos 45 minutos en los que disfrutamos del capítulo de alguno de nuestros seriales favoritos.

Jesús Lens

Twitter Lens

Semana en Serie

Una de las mejores alternativas para quienes quieran pasar la Semana Santa ajenos a saetas, costaleros y madrugás es tomarse la Vida en Serie, tal y como aconsejo hoy en mi columna semanasantera de IDEAL.

Yo me tomo la vida en serie

Para abstraerse de mantillas y procesiones, nada como pasarse la semana de pasión enganchados a alguna de esas apasionantes series de televisión que, ahora mismo, lo están petando, tal y como hacemos Blanca Espigares, Jesús Palomo, Alfonso Salazar y un servidor!

La Vida en Serie es un proyecto radiofónico que nació hace unos meses y que se puede seguir a través de Internet, donde colgamos nuestros Podcasts. El último programa, por ejemplo, versó sobre cómo las series han tratado el mundo de la política. Y créanme que el tema es muy, pero que muy jugoso. Aquí lo pueden escuchar. Los anteriores han versado sobre el género negro, con motivo de la celebración de Granada Noir, un especial sobre Segundas Temporadas y ¡hasta un programa en directo, grabamos!

Yo soy más de series

Como buenos y fieles lectores habituales de prensa, estos meses habrán encontrado mil y una referencias a la serie danesa “Borgen”, que parte de una situación muy parecida a la que tenemos actualmente en España: la formación de un complejo gobierno de coalición tras unas elecciones de resultado muy fragmentado.

Son 30 capítulos. Nada más. ¡Y nada menos! Cada uno de ellos es una lección sobre negociación, líneas rojas, traiciones, fidelidades, tactismo, compromiso, empeño y liderazgo. Si todavía no lo han hecho, déjense conquistar por Birgitte Nyborg y se convencerán de que otros dirigentes son posibles.

El sempiterno abrigo rojo de Teresa  es una pura coincidencia, ¿verdad?
El sempiterno abrigo rojo de Teresa es una pura coincidencia, ¿verdad?

Si son ustedes más proclives a la conspiranoia y creen que la política es algo muy parecido a lo que defendía “El príncipe” de Maquiavelo, su serie es “House of cards”, que acaba de estrenar su cuarta temporada. El protagonista es un perturbador Kevin Spacey, que no para de interpelar directamente al espectador, rompiendo la cuarta pared de una forma brutal para convertirnos casi en cómplices de sus tejemanejes. Y también verán la importancia que tiene una buena Primera Dama…

House of cards quotes

Eso sí, el gran monumento serial a la política es “El Ala Oeste de la Casa Blanca”. De hecho, si Josiah Bartlet, interpretado por Martin Sheen, se hubiera postulado a presidente de los EE.UU. en los años de emisión de la serie, hubiera arrasado en las urnas, llevándose por delante a Clinton y a Bush. Lo que se aprende sobre política, disfrutando de sus ocho temporadas, no tiene precio.

Ala Oeste Casa Blanca

No. Lo siento mucho. En España no tenemos ninguna serie por el estilo. ¿Se imaginan? Saldría algo como “La bodeguilla de la Moncloa”, por lo menos.

Jesús Lens

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