Acabo de leer lo de la crisis en Ciudadanos y no me he enterado de nada. Me refiero ahora al lío provocado por Juan Marín y los cambios en la dirección de su grupo parlamentario. Salen Sergio Romero y Fran Carrillo y entran Teresa Pardo, Julio Díaz y Enrique Romero. No me pregunten ni de dónde salen ni a dónde entran. Ni quienes son los unos y los otros. A quiénes representan o a quiénes dejan de representar. Es que ni idea, oiga.
El mejor ejemplo de por qué considero a Ciudadanos un partido zombi lo tenemos en Granada: de los cuatro concejales que tenía en el Ayuntamiento, Manuel Olivares y Lucía Garrido abandonaron la formación y figuran como No adscritos a la espera de que termine la veda y se abra la temporada de caza en el PP.
Los expedientados Huertas y Salvador, por su parte, se han puesto a los pies de Espadas y solo les ha faltado decirle al mandamás socialista aquello de “un admirador, un esclavo, un amigo, un siervo”. ¡Qué fatiga! Con lo que los socialistas granadinos han rajado en público y en privado de Luis ‘ni al tranco de la puerta’ Salvador, comerse ese sapo se les va a estar repitiendo hasta mayo de 2023. Y veremos si no más.
Reconozco que tengo curiosidad por saber qué competencias tendrá el chiringuito que Paco Cuenca le va a montar al ex alcalde. ¿Será la Smart City o será la Capitalidad Cultural? Lo mismo le caen las dos. ¿Será por cabeza? Así las cosas, es normal que en Podemos-Izquierda Unida estén reticentes a darle el ‘Sí quiero’ al alcalde. Al menos, hasta conocer el negociado de Salvador. Una cosa es ser útiles al gobierno de la ciudad y otra muy distinta ser los tontos útiles del gobierno municipal.
Según el CIS de julio, Ciudadanos sigue bajando en estimación de voto en España. Del 6,8% de los sufragios que obtuvo en las elecciones de noviembre de 2019, pasaría a un 5,5%. Podría estar tocando suelo, eso sí, dado que en junio se situaba en el 5,7%.
Con el PP de Casado escorado tan a la derecha que tiene a Vox a tiro de piedra y con un PSOE apoyado en las muleta de Podemos y Esquerra; Ciudadanos debería ocupar un amplísimo ancho de banda. Como siga protagonizando esperpentos como los de Murcia y Granada, eso sí, lo tiene crudo.
Jesús Lens