O como diría Jack Bauer: «No hay tiempo». A las 19 horas nos vemos en la Biblioteca de Andalucía y a partir de las 20 horas, en el Paraninfo de la Facultad de Derecho, para celebrar los cinco años de su Aula de Cultura.
Por lo demás…
Jesús Lens
O como diría Jack Bauer: «No hay tiempo». A las 19 horas nos vemos en la Biblioteca de Andalucía y a partir de las 20 horas, en el Paraninfo de la Facultad de Derecho, para celebrar los cinco años de su Aula de Cultura.
Por lo demás…
Jesús Lens
Empezamos la semana con un artículo en IDEAL. ¿Encontrar o generar empleo? That is the cuestion…
Mientras volvía a ver “Up in the air” no dejaba de maravillarme por el exquisito cinismo del personaje interpretado por George Clooney cuando, después de despedir a una persona, le decía que en realidad le estaba dando la oportunidad de comenzar de nuevo, poniéndole en el mejor camino posible para que cumpliera sus sueños, largamente postergados por culpa del acomodamiento laboral a una nómina.
Encontrar trabajo, cuando ya llevamos cuatro años de devastadora crisis, se ha convertido en el sueño imposible de millones de desempleados de este país. Me acordaba de ello mientras leía el libro de Javier Reverte sobre Alaska y el Yukón, en que repasa la famosa fiebre del oro que llevó de cientos de miles de aventureros a embarcarse en una travesía descabellada con tal de hacer real la remota posibilidad de encontrar un filón que les hiciera ricos. O, al menos, que les permitiera salir de pobres.
Y me acordaba de ello porque, irónicamente, quiénes se hicieron verdaderamente ricos durante la fiebre del oro fueron los visionarios que construyeron restaurantes, posadas, bares, saloones, tabernas y tiendas a través de las que proveer de material, diversión, descanso y esparcimiento a los mineros.
Mientras miles de personas buscaban oro, un puñado de cientos pusieron en marcha lucrativos negocios que les permitieron ganarse la vida y, en muchos casos, hacerse ricos por siempre jamás.
Volvamos a la actualidad. Hace ya muchos meses que los mismos que empezaron negando la crisis pasaron a defender aquella entelequia del cambio de modelo productivo. En el mismo sentido, psicólogos y autoayudadores insisten en que la crisis es tiempo de oportunidades. Como el personaje de “Up in the air”.
No se ha caracterizado, España, por ser un país de emprendedores. Y mira que nuestros antepasados se embarcaron, cruzaron el Atlántico y conquistaron todo un continente. Pero las biografías de aquellos aventureros apenas se conocen. Personajes que, con sus luces y sombras, serían héroes reverenciados en cualquier otro país, aquí son prácticamente ignorados. ¡Qué no habría hecho Hollywood si personajes como Orellana, Cortés o Pizarro hubieran sido yanquis! No olvidemos que con cuatro pistoleros piojosos y desarrapados fueron capaces de construir toda la maravillosa iconografía del western…
Las circunstancias, leyes y reglamentos tampoco favorecen, en nuestro país, el emprendimiento. No sé si será cierta o habrá pecado de excesivamente alarmista la previsión hecha por IKEA: cinco años para montar su tienda en Granada, por culpa de la burocracia. ¿Tan ágiles son en Málaga y tan cenutrios somos en nuestra provincia? ¿Y qué pasa con la educación? ¿Se incentiva a nuestros alumnos a ser emprendedores, imaginativos, valientes y osados o se sigue primando la repetición incansable y aquel cansino “lorismo” expositivo?
Cuando encontrar trabajo se convierte en uno de los trabajos de Hércules, cabría pensar en la generación y fomento del autoempleo, pero ¿estamos preparados para ello?
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.
PD.- Tal día como hoy, sólo en 2010 estábamos on line… jejejeje. Qué vago.
Hoy publicamos este artículo en IDEAL. Me dicen que es pesimista. ¿Lo es? Y, de serlo, ¿basado en posibilidades reales o en catastrofismo exagerado? Pero la pregunta es, y tú, ¿cómo andas de swing?
Hemos perdido el swing. En esta vida puede haber cosas opinables y discutibles. Otras, son dogma. Y, que en los últimos dos o tres años hemos perdido el swing, creo que es algo con lo que todos tenemos que estar necesariamente de acuerdo. Podremos discutir por las razones, los culpables y las circunstancias, pero es innegable que se ha ido. Que ya no está. Que lo hemos perdido. El swing.
Como estilo musical, el swing apareció en los Estados Unidos justo cuando la crisis económica tornó los Felices Años Veinte en los Sombríos Años Treinta, aplicándose a las grandes formaciones clásicas de jazz que, sonando como un sólido e impenetrable muro, permitían las exquisitas improvisaciones de los solistas.
El swing es un concepto que también se aplica al golf: el movimiento a través del que el cuerpo genera el impulso necesario para golpear la bola. Un movimiento que requiere de la participación de 124 músculos, nada menos.
Haber perdido el swing es sinónimo, pues, de descoordinación, desconcierto y, en última instancia, de inutilidad y fracaso. Podremos seguir tocando música, podremos seguir golpeando pelotas, pero, sin swing, los resultados serán tan catastróficos como, de hecho, están siendo.
Leíamos estos días en la prensa que el perfil del desempleado granadino es el de una mujer de entre 24 y 35 años, con estudios medios o superiores y que lleva más de doce meses en el paro.
Que la sociedad en su conjunto haya perdido el swing es malo. Pero lo realmente grave y devastador es que empiece a haber toda una generación de españoles que jamás lo disfrutó y que, por las trazas que llevamos, tendrá muy difícil el poderlo hacer.
En los años 50, también en los Estados Unidos, surgió la llamada Beat Generation. En principio, el nombre vendría dado por la “beatitud” proveniente del espiritualismo oriental que tanto gustaba a los Keroauac, Ginsberg y compañía. Para otros, sin embargo, el término hacía referencia al acelerado ritmo que los beatniks imprimieron a su vida, moviéndose de un lugar a otro, viajando sin descanso… y trabajando sin desmayo, no en vano, la biblia del movimiento fue una novela fundacional titulada, sencillamente, “On the road”.
¿Qué podemos hacer para recuperar el swing? En primer lugar, sacarnos de encima el pesimismo. Lo decía Luis García Montero, recordando a Eduardo Galeano: las cosas están tan mal que no podemos permitirnos ser pesimistas. Es necesario sacudirnos la parálisis que nos atenaza y dejar de mirar hacia atrás: los tiempos pasados no volverán. Más pronto o más tarde, la crisis remitirá, pero lo que nos encontraremos no será lo de antes. Posiblemente, ni parecido.
Se han acabado los trabajos para toda la vida. Se han acabado los ingresos fijos, a primeros de mes. Se acabó el trabajar (solo) en base a un horario preestablecido. Conceptos como movilidad, geográfica y funcional, así como el de productividad, que hasta ahora eran etéreos términos usados en discursos vacíos de contenido y programas de Management a los que nadie hacía caso, van a ser de uso generalizado y aplicación corriente.
Para recuperar el swing, nos toca mover ficha. Sólo que la ficha, en esta partida, somos nosotros. Hay que empezar a pensar en hacer el equipaje. Y moverse. ¿Generación X? ¿Generación Y? No. Al final, para salir adelante, tendremos que ser una nueva Beat Generation. On the road… again.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.