A pelo y a lana

De las frases más memorables del periplo sudamericano, una de esta señora, de luengas trenzas y bien tapada con su ropa de lana, que aventaba la quinoa con su comadre.

Dado que estábamos en lo más crudo del crudo del crudo invierno y, literalmente, nos cocíamos, abrasados por un sol inclemente, les preguntamos por el verano y las temperaturas, en aquel desierto.

Sin levantar una ceja, sin mover un músculo, la señora hizo poesía con su voz cuando dijo:

– Grave calor…

Jesús esperando el Invierno Lens

Hoy es martes 13. Cruzo los dedos. Estos años, también publicamos en 13. Aunque no fue martes: 2008, 2009 y 2010.

¿Cómo estoy en Bolivia?

Ya os lo contaré, pero lo de Bolivia ha sido durísimo. Precioso. Pero durísimo. Y he pasado algunos momentos de pesadilla, por cuestiones de salud, desconocimiento, aislamiento y miedo. Ya estoy de vuelta en Argentina, y las cosas van bien. Otra vez. Por tanto, mi resumen de estos días, ahora mismo, se traducen en el nombre de este almacén:

Como botón, una muestra de la garita que constituye la entrada a Bolivia desde Chile. Esto es la frontera. Y la aduana. Y todo: