Hoy, en IDEAL, publico un artículo sobre una experiencia colaborativo-musical con ánimo, si no de lucro, sí de que todos salgamos ganando. Una experiencia en la que, además de sus impulsores, Sergio y Juanlu; ayudan y son cómplices un buen puñado de músicos andaluces. ¡A ver qué os parece!
Que la industria del disco ya no existe es algo irrebatible. Sobre las razones, las causas y los culpables podríamos seguir discutiendo ad eternum, pero en realidad, ya da igual. El concepto “tienda de discos” está más extinguido que los dinosaurios, excepción hecha de algunos locales tan románticos como polivalentes. Ahora, casi el 80% de los discos se venden en directo, al terminar los conciertos. En la mayoría de los casos, nada más finalizar su actuación, los propios músicos han de dirigirse, presurosos, al puesto de venta mientras apuran un trago de cerveza, para firmar los discos y charlar brevemente con los espectadores.
Por otra parte, grabar un disco es costoso para los músicos. Muy costoso. En los dos sentidos de la expresión: cuesta mucho trabajo y cuesta mucho dinero. Después, recuperar la inversión es más costoso todavía y obtener beneficios y ganar dinero… bueno, eso ya sería la leche. Sobre todo, en el mundo del jazz, un género que nunca se ha caracterizado por sus ventas masivas en España, ni siquiera en la época en la que todo era sólido y todos nos creíamos ricos.
Por eso tenemos que saludar con alborozo y dar la bienvenida a la neonata experiencia Rizoma Récords, un sistema de distribución de discos de jazz grabados por músicos y grupos andaluces, caracterizado por la inmediatez y la cercanía en el proceso de venta y por el respeto al trabajo de los músicos.
No. No piensen en Internet, en el reparto a través de drones ni en servicios de mensajería puerta a puerta antes de la hora del desayuno. De momento. La inmediatez y la cercanía de que hablamos se producen porque Rizoma Récords se sitúa allá dónde hay jazz en vivo y en directo, extendiendo los discos en una tabla de madera cubierta por una sábana.
-¡Pues vaya novedad, oiga! –estará pensando el lector. –Como se ha hecho toda la vida, ¿no?
Sí y no. Es decir: sí. Efectivamente, toda la vida se han vendido los discos de los grupos al terminar los conciertos. Y los trabajos de otros músicos del mismo sello discográfico. La novedad es que, en el caso de Rizoma, se pueden adquirir los trabajos registrados por los jazzeros andaluces sea cuál sea el sello o la compañía que los hayan editado. Además, se venden a un precio único, muy asequible: 10 euros; de los que el 75% va directamente a los músicos y el 25% restante, a los distribuidores.
Y lo mejor del invento es que los impulsores de Rizoma Records también son músicos y, de hecho, han participado en la grabación de algunos de discos en venta y/o los han interpretado en directo. O sea, que los conocen. Al dedillo. Por eso invitan a la gente que se acerca a su stand que pregunte, sin miedo ni vergüenza, por los estilos, los músicos, las grabaciones y las historias que hay detrás de cada disco. ¡El servicio de asesoría no solo es gratuito sino que resulta de lo más enriquecedor!
Enhorabuena al batería Sergio Díaz y a Juan Luis Valle por esta iniciativa. Y muy acertada su denominación, que rizoma es un término botánico que hace referencia a esos tallos subterráneos que tienen varias yemas y que, creciendo de forma horizontal, generan nuevas raíces y brotes, lo que les permite crecer indefinidamente. ¡Larga vida al jazz!
Jesús Lens