Como si lo estuviera viendo: suena el móvil. Es Paco: “¡Jesús! ¿Cómo estás?” Y, sin dejarme contestar, seguiría hablando, a toda velocidad: “¡Que soy trending topic en Twitter, tío! O como se diga eso…” Y sus carcajadas resonarían, altas y claras.
Porque Paco Camarasa se tomaba así la vida: con humor, con ironía, con despreocupación. Con despreocupación por lo suyo, pero muy atento a lo que le pasaba a su gente. A la gente del gremio negro y criminal.
Con Paco Camarasa no había conversación blanca. Con él no se perdía el tiempo hablando del frío, del calor o de las lluvias. Con Paco se hablaba de la vida. De la gente. De los libros. De los barrios. De las calles. De la música. Del vino. De los bares. De todas esas cosas a las que tanta gente no concede importancia y que, sin embargo, son la sal de la vida.
Callejón de la Sal. Así se llamaba el carrer peatonal donde abría sus puertas Negra y Criminal, la librería más especial que he tenido la suerte de conocer. Uno de los días más felices de mi vida fue cuando, acompañado por mi equipo de baloncesto, que jugábamos en Barcelona, fuimos a Negra y Criminal a presentar los garitos noir de “Café-Bar Cinema”… y me fotografié en la puerta de la librería, con mi camiseta negra con letras blancas.
Todos tenemos anécdotas vividas e historias que contar con y sobre Paco Camarasa. Todos los lectores, autores y aficionados al género que hemos sido amigos y cómplices de un tipo que, con su inseparable y querida Montse Clavé, consiguió cambiar las reglas del juego del mercado editorial español.
Recuerdo otra llamada: “¡Jesús, tío, que ahora somos una PYME moderna y adaptada a los nuevos desafíos tecnológicos!” Y su risa, estentórea: Negra y Criminal, que se había hecho un hueco en las secciones de Cultura de los medios de comunicación de toda España, había aparecido en las páginas salmón de un gran periódico, como modelo de negocio local de ámbito global.
Y es que, efectivamente, Negra y Criminal vendía, sobre todo, a través de internet. De hecho y durante muchos años, el momento de abrir el paquete procedente de la Barceloneta se había convertido en un feliz rito periódico. Un rito cargado de ilusión y sorpresas: por cada libro que yo le pedía a Paco, él añadía otro que estaba seguro que me iba a gustar. Y, efectivamente, acertaba. Porque Paco Camarasa era un LIBRERO, con mayúsculas. Un librero que conocía a la perfección tanto los libros con los que trabajaba como los gustos de sus clientes. Un conocimiento tan profundo, profesional, cálido y afectivo que, al final, unos y otros terminábamos siendo amigos.
Las Cartas del Librero que, cada poco tiempo, entraban en mi correo electrónico, contenían sabiduría, elegancia y pasión por la literatura negra. Eran una invitación a conocer y a descubrir. Por eso, cuando Paco Camarasa publicó “Sangre en los estantes”, ese maravilloso libro en que condensaba toda una vida librera, disfruté de su lectura con pasión desaforada. Un libro extraordinario, totémico, enciclopédico e imprescindible, como escribí en su momento.
“No solo es todo lo que sabe; es el amor que profesa por él. No solo conoce todos los detalles del género, sino que lo ama profundamente”, dice Petros Markaris sobre Paco Camarasa y su largo y prolongado idilio con el Noir. Paco, por su parte, escribía así sobre Petros, en su libro: “Permítanme una sugerencia. La próxima vez que hagan cola para conseguir una dedicatoria de Petros Márkaris no le pidan hacer una foto o un selfie. Pídanle un abrazo. Selfies con autores podrán conseguir muchos, abrazos como los de Márkaris, pocos. Muy pocos. El móvil lo puede perder o se lo pueden robar. Pero el abrazo se lo guardarán ustedes en la memoria. No lo puede perder, no se lo pueden robar”.
Hace unos meses, Petros Markaris vino a Granada Noir. Estábamos comiendo en uno de los garitos más literarios de nuestra ciudad, Rosario Varela, cuando sonó el móvil. Era Paco. Le pasé el teléfono a Petros y no se hacen ustedes una idea del respeto, el cariño y el amor que transmitió aquella conversación.
Paco Camarasa nunca pudo venir a Granada Noir: ya estaba malito y le costaba mucho trabajo moverse lejos. Sin embargo, no dejaba de darnos ánimo y consejos, en su calidad de librero y de comisario de BCNegra. De hecho, lo primero que hizo, fue pedirnos una camiseta para, desde la puerta de Negra y Criminal, sentirse parte de nuestro festival.
Por detalles como ese, aun sin haber venido nunca, Paco es parte de Granada Noir. Como lo es de mi ADN lector. Porque todos llevamos un poco de Paco, siempre, con nosotros. Por eso, Paco siempre será trending topic en nuestro corazón.
Jesús Lens