Ahora que empieza a vacunarse a la gente de entre 59 y 50 años de edad, me asalta la duda: ¿qué tiempo hará cuando me llegue la hora? Y, de inmediato, otra cuestión trascendental: ¿qué me pongo? Al día de ir a vacunarme, me refiero.
Disculpen lo vacuo del tema, lo sin fuste de la cuestión, pero ayer me puse tan intensito que hoy quería desdramatizar. No tanto por quitarle importancia a La Cosa como por echarle humor. Que no son cuestiones incompatibles.
El caso es que la otra noche, en un ejercicio de solipsismo onírico, soñé conmigo mismo en el momento de ponerme la vacuna. Pero no consigo acordarme de qué llevaba puesto. Así las cosas, he pasado un buen rato mirando diferentes tipos de outfit para la ocasión.
Tecleé en Google ‘Qué ponerme para ir a vacunarme’ y busqué la opción ‘Voy a tener suerte’, pero no la encontré. Así que le di a Enter y me encantó la primera referencia, de la revista Computer Hoy, en la que se ironiza sobre esos políticos que acuden a vacunarse con unas flamantes camisas almidonadas que les obligan a desabotonarse por completo y mostrar al mundo —todos llevan fotógrafo al acto— su torso desnudo.
Los médicos nos aconsejan que menos milongas. Que tanto botoncito y posado quitan mucho tiempo. Que con una sencilla camiseta y subiéndonos la manga vamos que ardemos.
No saben la alegría que me han dado, con lo camisetero que soy. Ahora dudo sobre el color. El negro no me parece apropiado para un acontecimiento tan simbólico. ¿Una camiseta blanca, por el renacimiento? O quizá una multicolor, alegre y festiva, para estrenar foto de perfil veraniega y nuevo look inmunizado.
Hablando de apariencias, termino pidiendo perdón por lo del solipsismo, pero me costó tanto entender qué puñetas quería decir ese palabro que, siempre que puedo, lo meto en mis columnas. Al hablar no me pongo tan sabihondo. Más que nada porque, sin ensayar, ‘solipsismo’ no me sale del tirón y me quedo atascado, con lo que se pierde su efecto epatante.
¿Ven cómo es esto de la imagen y el look? He aprovechado mis disculpas por usar un término marisabilillo para, de rondón, colarles lo de epatante, otra pedantería de pelotas. ¿Se me verá el plumero si trato de rematar en plan humilde, usando precisamente ese ‘en plan’ que está en boca de toda la chavalada y que tanto me cuesta esquivar?
Jesús Lens