Mi artículo de IDEAL de hoy comienza proclamando que Granada sabe mucho. Y sabe bien. ¿A qué sabe Granada? Granada sabe, por ejemplo, a las chirimoyas y los mangos de la Costa Tropical. A la quisquilla de Motril. Al cordero segureño de la Zona Norte. A pan de Alfacar, miel de las Alpujarras, jamón de Trevélez y espárragos de Huétor. Y todo ello, aderezado con los aceites del Poniente y los muchos y variados vinos de nuestra tierra. Y a cerveza Alhambra, por supuesto.
Leo todos esos nombres seguidos en la pantalla del portátil, empiezo a salivar y tengo que hacer una pausa para irme al frigorífico e hincarle el diente a una morcilla choricera artesanal que Ángel me vendió el otro día.
Sabe Granada. Sabe mucho y sabe bien. ¡Rico, rico y con fundamento! El trabajo que, sin prisa pero sin pausa, han ido haciendo las Denominaciones de Origen y las Indicaciones Geográficas Protegidas a lo largo de los últimos años está conformando un exquisito y envidiable mapa gastronómico provincial.
Un trabajo serio, constante y profesional que habitualmente queda fuera de los focos mediáticos. Un trabajo que exige de todas las habilidades propias del management que, quitándose la chaqueta y la corbata, se arremanga para conseguir productos de primerísima calidad, gracias a la I+D+i que tan importante resulta en todos los campos. Porque la investigación, el desarrollo y la innovación son, sobre todo, una actitud.
Y la especialización, por supuesto. Y el aprovechamiento de las potencialidades de un clima y unas condiciones determinadas. Y la apuesta por una comercialización distinta, más osada, valiente y rompedora. Y la internacionalización.
Pero a la gastronomía granadina le faltaba un ingrediente, importante: la unión. Esa unión que fortalece y permite dar visibilidad a todo lo mucho y lo bueno que se está haciendo en este campo. De ahí que debamos saludar con alborozo la iniciativa “Sabor Granada”, impulsada por la Diputación con el fin de promocionar tan sabrosa marca por toda España.
Tenemos que conseguir que Granada sea, también, un paraíso para los Gastronómadas que, además de disfrutar de nuestras delicatessen allá dónde se encuentren, vengan a nuestra tierra a probarlas in situ. Que cualquier alimento sabe mucho mejor tomado directamente en el lugar en que ha sido producido.
Y está la cuestión de la venta a través de Internet. Y la de los maridajes. Pronto volveremos sobre todo ello.
Jesús Lens