Observatorio de la cultura

Lo único bueno que tienen los resultados del último Observatorio Español de la Cultura es que difícilmente podremos caer más bajo. Y es que Granada no se encuentra entre las diez ciudades españolas con mayor relevancia cultural. De hecho, es la vigésima.

Lo de destacar las diez primeras es para poner el acento en el hecho de que Sevilla y Málaga si están ahí. Concretamente, Sevilla es la sexta ciudad española en calidad cultural y la séptima en innovación y Málaga, ocupa el quinto lugar en ambas clasificaciones. ¡Ay, Málaga, la de veces que te mentamos, con envidia y admiración, por haber conseguido una esencial unión institucional, política, empresarial y ciudadana en favor de tus grandes citas e infraestructuras culturales!

 

Granada, sin embargo, empieza a ser irrelevante, más allá del histórico Festival de Música y Danza, sin citas ni eventos significativos que nos hagan destacar allende nuestras fronteras.

Hace unas semanas, hablando sobre la candidatura de Granada a la capitalidad cultural de 2031, Francisco Cuenca destacaba la necesidad de trazar una hoja de ruta que nos permita presentar una candidatura sólida. Para ello es necesario comenzar por un análisis DAFO de debilidades y fortalezas del sector cultural granadino. Que lo mismo nos llevábamos más de una sorpresa.

 

Y es que Granada, autoproclamada como Capital Cultural de Todos los Reinos -incluido Poniente- lleva sesteando, años y años, presa de una acomodaticia autoindulgencia que está resultando letal y devastadora.

Más allá de lo que diga el Observatorio, ¿qué tal si nos fijamos en los presupuestos de las grandes citas culturales granadinas, las que tienen impacto y repercusión y generan efecto imán? ¿Cómo es posible que sobrevivan con los tijeretazos que les han metido, los unos y los otros? Véase el ejemplo del Festival de Jazz, sin ir más lejos, uno de los decanos y, hasta hace poco tiempo, de los más importantes de España.

 

¿Qué han hecho las distintas administraciones con citas esenciales e innovadoras como el rompedor Festival Internacional de Teatro, el Womad o el lejanísimo y añorado Espárrago Rock? Eliminarlos y/o expulsarlos. ¿A cambio de…? ¿Qué criterios artísticos priman en la gestión de infraestructuras municipales como el Teatro Isabel la Católica o el Palacio de Congresos?

 

Los lamentables datos del Observatorio de la Cultura deberían servirnos como acicate para el análisis, la reflexión… y la inmediata toma de decisiones.

 

Jesús Lens

Eco en Granada

Tiro de hemeroteca para recordar con exactitud cómo transcurrieron las dos únicas ediciones del Hay Festival que se celebraron en Granada, unos años atrás. Es la única vez, que yo recuerde, en que se ha cobrado la entrada para escuchar hablar a los escritores. Algo inédito y sorprendente.

Hay Festival Alhambra

Un Hay Festival que trajo a Orham Pamuk, a Juan Goytisolo, a Francisco Ayala y a diferentes autores de Oriente. Y a Umberto Eco, que disertó en nuestra ciudad sobre “El mundo de los signos: lo feo y lo falso”.

Me resulta muy curioso leer una de las cosas que Eco dijo en la rueda de prensa previa a su intervención: la memoria mediática es muy breve, lo que me consuela mucho, ya que hoy puedes decir cosas horribles que mañana aparecen en los periódicos, pero un día después todos lo han olvidado. Es terrible pero es un modo también de salvarse, concluía Eco.

Hay Festival Umberto Eco

En esto, el tiempo no le ha dado la razón. Ahora, la memoria mediática es elefantiásica y es tan importante tener capturas de pantalla comprometedoras como seguir confeccionando aquellos famosos dossieres de los servicios secretos.

También recuerdo que el primer Hay Festival fue muy criticado por una parte de la intelligentsia granadina, que lo tachó de elitista y de no contar con los autores locales en las diferentes mesas, conferencias, encuentros y presentaciones. A mí, aquello me sorprendió mucho. Emocionado como estaba de poder escuchar a escritores que rara vez habíamos tenido en Granada, no entendía aquel lamento.

La realidad, tozuda, terminó imponiéndose un año después, cuando el patrocinador principal del Hay Festival granadino se apeó del carro y no hubo voluntad institucional ni músculo financiero para sostener un proyecto literariamente muy excitante. Desde entonces, pocas oportunidades hemos tenido para escuchar a algunas de las grandes luminarias de la palabra y el pensamiento mundiales en nuestra tierra.

Sin embargo, para seguir viéndonos y escuchándonos los de siempre, siempre ha habido momento y ocasión. La visita de Eco queda en el recuerdo como otra oportunidad que Granada dejó escapar para incorporarse al circuito internacional de grandes citas culturales. Primero fue el mítico Espárrago Rock. Después, el maravilloso Womad. Finalmente, el Hay Festival.

Womad Cáceres
Womad Cáceres

Menos mal que nos quedan los Festivales de Jazz y el de Música y Danza, que nos siguen trayendo a grandes estrellas internacionales.

Jesús Lens

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