Es viernes. Mi primera intención era escribir sobre los audios de Láchar, pero como hay tal follón y la información se va actualizando cada poco tiempo, mejor esperar a ver si se presenta o no moción de censura en el Ayuntamiento, qué formación la plantea y qué extraños compañeros de cama acaban saliendo de ahí.
También estoy siguiendo de cerca las movilizaciones en los Campus universitarios, con el alumnado marcando el paso a los rectorados a la hora de exigir que se posicionen con Palestina y corten las relaciones con las Universidades israelíes que no exijan la paz en Gaza. Esa juventud, habitualmente tan vilipendiada por indolente, egoísta, despreocupada y ombliguista; en vanguardia de las exigencias más justas y necesarias.
Pero es viernes, estamos a las puertas del fin de semana y, para variar, lo que me pide el cuerpo es hablar de libros. ¡Maldita adicción! La Feria del Libro de este año se ha saldado con un rotundo éxito. ¡Alegrón! De todos los datos que dio la organización, permítanme que me quede con el de libros vendidos: entre 39.000 y 42.500. ¡La leche! Me encanta.
Miles de libros que cambian de manos y pasan de las librerías a las estanterías de la gente que los compra para sí o para regalar. Amo, adoro a la gente que regala libros. Dice tanto de ella…
Y por seguir con el tema numérico, tan prosaico, pero tan necesario cuando hablamos de una feria, me ha encantado que uno de los libros de ficción más vendido haya sido ‘La seducción’ de Sara Torres, publicado por Reservoir Books. No conocía a la autora y por una feliz concatenación de circunstancias, lo leí antes de su multitudinaria presentación granadina. ¡Y qué libro! Me fascinó ya desde el título. Seducción. Qué palabra tan bonita, qué concepto tan prometedor. ¡Y qué librazo, insisto! Háganse con él…
May R. Ayamonte lo ha vuelto a petar en nuestra Feria libresca con el final de su trilogía dedicada a Jimena Cruz, una periodista de armas tomar que colabora con la policía en la resolución de otro caso de lo más complicado.
Y la poesía de Juan Carlos Friebe, que ha sido otro best seller. Aquí debo entonar el mea culpa, que aún no la he leído. ¡Lo que me cuesta leer poesía, y lo que me gusta cuando la leo! Termino gritando con desafuero: ¡Literatura! ¡Cómo te amo, maldita sea!
Jesús Lens