No creo en conspiraciones, pero… Me tengo por persona racional y razonable, pero… Hablemos de la película negro-criminal del año, que ya se ha estrenado. Pero, por desgracia, sólo se puede ver en plataformas. En Prime Video, en concreto. Y en exclusiva. Digo bien lo de ‘por desgracia’ porque esta película, en una sala oscura, en pantalla grande y con el sonido a todo trapo… ¡Foh!
Hablamos de ‘The Order’, subtitulada en su estreno español como ‘La hermandad silenciosa’. Un auténtico PE-LI-CU-LÓN de principio a fin. Además, nos permite comentar algo de su trama sin miedo al spoiler, que guionista y director muestran abiertamente sus cartas desde el principio, sin guardarse ningún as (argumental) en la manga. Lo que tiene estar basada hechos reales.

Todo comienza con la llegada de un nuevo sheriff a la ciudad. Porque estamos ante una película policíaca cuya acción se desarrolla en los años 80 del pasado siglo, pero exuda aroma a western por todos sus poros. En realidad, Terry Husk es un agente del FBI al que destinan a un lugar idílico: la localidad montañosa de Coeur d’ Alene, en el estado de Idaho. Idílico al estilo del ‘Twin Peaks’ de David Lynch: bajo una superficie preciosa y maravillosa late un magma bullicioso y tempestuoso que amenaza con romper la armonía ambiente.
El personaje interpretado por Jude Law llega al pueblo solo y abandonado. Roto y maltrecho. Hecho mierda, para que vamos a andarnos con eufemismos. Un tipo destrozado que parece soportar el peso del mundo sobre sus hombros. Por contra, el joven Bob Mathews, al que da vida y luminosidad el actor Nicholas Hoult, es carismático, brillante y exultante. También parece acarrear el mundo a sus espaldas, pero a él no le cuesta. Puede con todo.

Mientras que Terry se interesa por los viejos expedientes de Nación Aria, una organización religiosa de cristianos fundamentalistas y supremacistas blancos que opera en la zona, Bob es un atracador de baja estofa. Sin embargo, no tardaremos en averiguar que, con sus atracos, el objetivo de Bob es ganar dinero, claro, pero no como un fin en sí mismo, sino como un medio para conseguir otros objetivos.

Las imágenes en la naturaleza, siendo bellas, ofrecen una sensación de melancolía que marcan el tono de la película. Terry no deja de acampar junto al río, lavándose las manos y la cara una y otra vez con sus aguas cristalinas, un gesto con claras resonancias míticas, místicas y religiosas. Y sí, cuando aparece un ciervo, evocamos ESA película, sin que sea nada forzado o metido con calzador.
Igual que con los atracos a los bancos y camiones blindados, que conectan y entroncan con ‘Heat’, la obra maestra de Michael Mann. Y si antes hablábamos de western, también hay que mentar a los Corleone. Porque, como les decía, estamos ante una de las películas de la década, un clásico de culto inmediato que, cuanto más tarde en ver, estimado lector, peor para usted.
¿Por qué empezaba estas notas hablando de conspiranoia? Porque me parece inconcebible que ‘The Order’ no se haya estrenado en cines. Pero como trata el tema que trata… pues eso. Después me acuerdo de que ‘Wind River’, la obra maestra de Taylor Sheridan con la que ‘The Order’ también podría estar emparentada, y se me pasa.

Es posible que ya no haya lugar en los cines para películas complejas y pausadas, aun siendo de acción y contando con ensaladas de tiros y cantidad de muertos. Películas reflexivas, maduras y oportunas. Obras maestras como ‘The Order’, de visionado imprescindible.
Jesús Lens