Ha regresado fuerte nuestro alcalde, de Argentina. Se ve que le han sentado bien los aires porteños. Y el cambio de aires. Unos días fuera de Granada le han tenido que venir de maravilla a Francisco Cuenca, que no hay como alejarse de un lugar para cambiar la perspectiva, tomando distancias.
Además, lo bueno de irse a un lugar como Argentina es que, con el cambio horario, cuando te despiertas, ya es mediodía en Granada y solo quedan un puñado de horas por delante para que los miembros de la oposición critiquen todo lo que haces, lo que no haces, lo que podrías hacer y lo que deberías hacer aunque sea imposible hacerlo.
¡Qué sensación, la de estar hincándole el diente a un asado, unas empanadas, unas milanesas o unos choripanes para almorzar, sabiendo que tus compañeros de Ciudadanos y Vamos Granada ya están a punto de irse a dormir! ¡Qué tranquilidad de tardes, en el Café Tortoni, haciendo patria chica, mientras Luis Salvador, Manuel Olivares, Rocío Díaz o Sebastián Pérez duermen el sueño de los justos, soñando con reprobaciones y mociones de censura!
Habrá quien piense que escribo estos párrafos con un deje de malsana ironía, para criticar el viaje de Cuenca a Buenos Aires. Nada más lejos de mi intención. Desconfío enormemente de la gente que no viaja, no sale, no se aleja y no ve otros mundos, aunque sea de vez en cuando.
Insisto en que marcharse unos días al extranjero tiene un doble efecto beneficioso y positivo: ves cosas nuevas y diferentes a la vez que tomas perspectiva de los paisajes cotidianos.
Así, no me extraña que el alcalde haya venido con fuerzas renovadas de su viaje a Argentina, impulsando un pacto por las infraestructuras con el apoyo de los empresarios. Y planteando “una revisión del PGOU para abordar la Granada del futuro, con nuevas localizaciones para activar espacios destinados a empresas tecnológicas, aprovechando el potencial humano de nuestra comunidad para localizar más empresas relacionadas con la ciencia y el conocimiento”.
Sin embargo, la inmensa mayoría de los nuevos contratos laborales firmados en los últimos meses, en Granada, eran de dependiente y camarero. Contratos temporales y precarios.
Urge cambiar el modelo de ciudad. Lo que no sé si tenemos claro es a qué Granada aspiramos para el año 2030. Un debate a todas luces interesante, necesario… y urgente.
Jesús Lens